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Paso del río Elba de Adrian Ludwig Richter

Publicado por A. Cerra

Este lienzo, cuyo título completo es Paseo del río Elba en Schreckenstein, lo pintó en el año 1837 el artista alemán Adrian Ludwig Richter (1803 – 1884) y en la actualidad forma parte de la colección de pintura de la Galería de Dresde, precisamente la ciudad natal del artista.

No obstante, aunque nació en Dresde y también murió muy cerca de esta ciudad del este de Alemania, lo cierto es que a lo largo de su vida pasó largas temporadas lejos de esas tierras. Inicialmente comenzó a trabajar y a formarse junto a su padre Carl August Richter, quien era un reputado grabador en cobre. Junto a él daría sus primeros pasos artísticos, pero antes de cumplir los 20 años de edad viajó hasta Francia para proseguir con su formación.

Y no acabaron ahí sus experiencias europeas creciendo como artista, ya que después pasó varios años en Italia donde trabajó gracias a una beca, y entabló contacto con algunos pintores compatriotas suyos tal es el caso de Julius Schnorr von Carolsfeld o con otros de lengua germánica, como el austriaco Joseph Anton Koch, plenamente establecido en Roma durante años.

Tras ese periplo, regresó a su país y durante la década que va de 1826 a 1836 trabajó como profesor en la escuela de pintura de la prestigiosa y productiva manufactura de porcelana de Meissen. No obstante, acabó regresando a su Dresde natal, donde no solo pintó. Sobre todo tuvo una intensa labor docente desde 1841 hasta 1877 en la Academia de Arte de la ciudad.

Esas peripecias vitales también son visibles en sus obras, ya que es bien visible que a partir de los años 30 del siglo XIX se fue distanciando de los motivos italianos que tanto había adorado en sus inicios. Sin embargo, con la edad cada vez se acercó más a la cultura alemana, y por eso no dudó en ilustrar cuentos, canciones, poemas populares, libros infantiles, o todo tipo de escritos vinculados con las tradiciones germánicas. Y por supuesto también pintó los paisajes de su tierra, como podemos ver en este lienzo.

Se sabe que estuvo recorriendo el valle del río Elba en el año 1834, y fue entonces cuando tomó apuntes de este paraje y también de la escena que contempló en la que un barquero realizaba su trabajo una tarde, ya casi a la hora en que se estaba poniendo el sol.

Eso lo trasladó tres años después a un óleo, donde el protagonismo recae en esa barca en la que hay personas de todas las edades. Algo que según el espíritu romántico de la época es un símbolo de la “barca de la vida que navega por paso del tiempo”.