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Et in Arcadia ego de Poussin

Publicado por A. Cerra
Et in Arcadia ego de Poussin

Et in Arcadia ego de Poussin

Esta obra probablemente sea la más emblemática dentro de la producción pictórica del pintor francés Nicolás Poussin (1594 – 1665). Sin duda alguna el autor más académico dentro de la pintura barroca francesa. Y este cuadro que realizó en 1638 hoy en día se puede contemplar en las salas del Museo del Louvre de París.

Pese a su origen francés, lo cierto es que Poussin convirtió a Roma en su patria adoptiva, tanto para vivir como para inspirar su arte. Allí sobre todo se dedicó a estudiar el arte antiguo, y más concretamente las esculturas romanas.

Esa contemplación de las esculturas de la Antigua Roma es perfectamente reconocible en esta obra suya titulada Et in Arcadia Ego. Vemos en la imagen un apacible paisaje típico del sur de Europa, y en él se encuentran unos personajes jóvenes fuertes y hermosos contemplando una gran tumba de piedra. Estos personajes representan pastores, ya que se les identifica por sus ropas y los cayados típicos de su oficio, si bien su vestido también tiene mucho que ver con la indumentaria de la Antigüedad.

Pues bien, estos pastores se agachan y acercan a la tumba para intentar leer y comprender la inscripción de la lápida. Nos la indican dos de los pastores que nos la señalan, mientras que uno de ellos se gira hacia la única mujer del grupo, también vestida al modo antiguo, y que muestra una posee muy melancólica.

También nosotros podemos leer la inscripción de la sepultura. En ella está escrito el título del cuadro, que traducido del latín viene a decir “Yo también estoy en la Arcadia”. Y ¿qué es la Arcadia? Pues mitológicamente era una legendaria región idílica para los pastores. Y el significado es que también la muerte está en esa especie de paraíso pastoril.

Con ese significado se comprende la escena. Unos personajes que transmiten una sensación de asombro mientras contemplan ese sepulcro. Ellos también con sus poses enmarcan por completo la sepultura.

Todo parece tener una composición bastante sencilla, en contraste con otras obras barrocas mucho más agitadas. Pero es de una simplicidad basada en un extraordinario dominio pictórico por parte de Poussin. Una simplicidad que le sirve para evocar una nostálgica visión del futuro reposo que representa la muerte, a la cual se le despoja de cualquier sentido relacionado con la pérdida, el dolor o el horror. A ello ayudan las posturas de los personajes, sus gestos y como se relacionan entre sí con sus miradas, todo de una belleza exquisita típica del estilo de este artista francés.

De hecho, ese aire nostálgico y de recuerdo hacia el arte mitológico latino aparece en muchas otras de sus obras, como por ejemplo La Danza del Tiempo. E incluso también fue muy habitual en los cuadros que pintó otro artista francés contemporáneo que igualmente se había establecido en Italia para estudiar y rendir homenaje al arte de la Antigüedad: Claude Lorrain, autor de cuadros como Embarco en Ostia de Santa Paula Romana.