Génesis de Viena
Cuando hablamos del Genesis de Viena nos referimos a un manuscrito iluminado, es decir, un libro manuscrito cuyo texto va acompañado con imágenes que ilustran las narraciones o incluso de letras capitales que embellecen el estilo del libro.
Según los estudios realizados al respecto, este manuscrito debe datar de la primera mitad del siglo VI, concretamente entre los años 526 o 531 y hasta el 595. Probablemente fue realizado en siria bajo el amparo del rey Justiniano I por lo que podemos clasificarlo como un códice imperial. Este tipo de obras eran muy valoradas y estaban consideradas verdaderos objetos de lujo asociados a un poder con connotaciones imperiales.
En la actualidad esta singular pieza forma parte de la colección del museo de Viena.
Parece ser que la pieza original contaría con unas noventa y seis páginas y más de ciento noventa ilustraciones, aunque en la actualidad tan solo se conservan unos veinticuatro folios. En ellos se narra una de las partes del Genesis según la Septuaginta, una antigua biblia griega que es una traducción de textos hebreos y arameos al griego koiné.
El texto ha sido escrito completamente en letras mayúsculas por lo que estaríamos hablando de una caligrafía uncial de color plateado que la hace resaltar sobre la vitela purpúrea. En este sentido, debemos aclarar que la vitela es un tipo de cuero vacuno muy fino y apreciado que proviene de terneros recién nacidos o incluso no natos. Por su parte el color púrpura era el utilizado por los emperadores bizantinos y romanos.
En cada una de las páginas encontramos un formato bastante similar, la mitad superior del folio está ocupada por el texto mientras que la mitad inferior es el espacio dedicado a las ilustraciones. En esta ocasión son precisamente las ilustraciones las que adquieren un valor muy singular, quizás podamos hablar de ellas como un arte de transición entre las tradicionales formas romanas de corte naturalista y las posteriores miniaturas medievales en las que las escenas y personajes se agrupa sin ningún respeto por el marco. De hecho, a lo largo de la obra es frecuente encontrar más de una escena representada en la misma ilustración e incluso, personajes que se repiten dentro de las mismas.
Una de las escenas más destacadas del Génesis de Viena es la protagonizada por Rebeca, cuando ésta se disponía a salir de Jericó para encontrar unos camellos; se trataría de una escena tomada de la paráfrasis judía.