Institución de la Sagrada Eucaristía de Juan de Juanes
Uno de los artistas más admirados durante el siglo XVI en España fue el pintor Juan de Juanes (h. 1523 – 1579). Un artista que es deudor de la línea que abrió el gran Rafael para la pintura religiosa con obras como la Madonna del Gran Duque o Los desposorios de la Virgen.
Si bien es cierto que Juan de Juanes no posee esa aura de perfección que sabía otorgarle a sus obras el maestro italiano. En cambio las del español más que por esa belleza etérea son admiradas por la profunda devoción que sí saben transmitir.
De hecho, gran parte de la iconografía católica de la pintura española, no solo renacentista, sino también posterior, la supo crear Juan de Juanes con una serie de personajes con formas prototípicas. Ejemplo de ello fueron sus vírgenes inmaculadas que tanto se repitieron durante el Barroco, no solo en España sino en toda Hispanoamérica.
Y también creó escuela pintando escenas de la Última Cena, que al fin y al cabo es lo que representa esta tabla pintada al óleo de la Institución de la Sagrada Eucaristía. Se trata de una imagen que alcanzó enorme popularidad.
La obra fue realizada en 1562 y en la actualidad se expone en el Museo del Prado de Madrid. Si bien, originalmente la tabla se pintó para ser ubicada en la iglesia de San Esteban de Valencia.
Los críticos han visto algún parecido con la Última Cena de Leonardo, y es evidente que en ambas podemos ver una mesa que es una especie de bodegón. Sin embargo, hay muchas diferencias. Por ejemplo, el momento concreto elegido para la representación, ya que el fresco de da Vinci nos presenta el momento en el que Jesús avisa que va a haber una traición. Y en cambio aquí se es mucho más oficial, y se habla de la comunión. Algo que tiene mucho que ver con el fuerte impulso que la Contrarreforma estaba teniendo en España.
Vemos a Jesús en el centro rodeado de los Apóstoles, y para identificarlos están incluidos sus nombres en los nimbos que rodean sus cabezas. Si bien las actitudes de algunos sirve ya conocerlos, como Judas que nos da la espalda y está metiendo la mano en una bolsa de monedas.
No es el único símbolo ya que hay otros, como la presencia de una gran jarra y la jofaina, con la que se alude a un episodio anterior de los Evangelios en los que se relata cómo Jesús les lavó los pies a sus discípulos.
Pero más allá de la iconografía, lo más interesante es apreciar como combina una composición horizontal con formas piramidales para crear la escena. Y sobre todo ver como de Rafael ha aprendido el modo de dibujar que sirve para crear zonas de color. No obstante, su dibujo no es tan fino como el del genio italiano.