Jane, condesa de Harrington de Reynolds
Joshua Reynolds es el gran retratista de la aristocracia británica del siglo XVIII y lo es precisamente por obras como esta en la que pintó a Jane Fleming, la condesa de Harrington. Una obra de 1778 que posee la Huntington Library de San Marino y que representa lo mejor de su arte con un retrato que sigue el estilo de la llamada “grande maniera”, donde la dama aparece dominando la escenas y recurre a una ambientación de edificios clásicos y paisajes para evocar su carácter y cultura.
Este tipo de imágenes las hizo en múltiples ocasiones. Por ejemplo también pintó el retrato de Lady Worsley, que era la hermana de la condesa de Harrington. Si bien el talante y fama de ambas hermanas que habían heredado una fortuna estaba en las antípodas. Mientras que Lady Worsley, o sea, Seymour Dorothy Fleming se hizo conocida por sus escándalos y por sus numerosas relaciones amorosas, Lady Harrington, o sea Jane Fleming, se convirtió en todo un icono de generosidad y virtud.
Jane era la mayor de los cinco hijos de Sir John Fleming, que al fallecer en 1763, dejó una enorme cantidad de dinero. Años después de aquello, Jane se enamoró de Charles Stanhope, un militar que había luchado en América pero que a diferencia de su amada, solo heredó deudas de su padre, el Conde de Harrington. De hecho, aquella diferencia de riqueza hizo que el matrimonio casi no se hiciera efectivo. Pero al final acabaron casándose.
Y tras eso, ella solventó las deudas de su esposo e incluso pudieron formar un regimiento de infantería con el que la pareja se fue a Jamaica, donde estuvieron un tiempo. A su vuelta, comenzaron a frecuentar los ambientes más aristocráticos, y Lady Harrington destacó siempre por su belleza y capacidad para estar a la última moda. Además de que siempre se alababa su encanto personal y generosidad.
Si bien en aquellos tiempo, la moral de la nobleza dieciochesca era bastante relajada, como bien representó su hermana Lady Worsley, en el caso de Jane Stanhope fue todo lo contrario, y siempre se la consideró un modelo virtuoso y la esposa de un matrimonio feliz y ejemplar. Por eso no es extraño que en 1794 se la nombrara dama de alcoba de Charlotte de Mecklenburg-Strelitz, o sea la esposa del rey Jorge III. Una función que cumplió de forma ininterrumpida hasta la muerte de la reina en 1818.
Y para culminar con la popularidad y la buena fama de Lady Harrington, hay que decir que cuando murió en el año 1824, su cuerpo fue enterrado en la Abadía de Westminster, última morada de muchas de las grandes personalidades de Inglaterra.