Jesús en casa de Marta y María, Velázquez
Jesucristo en casa de Marta y María es un óleo sobre lienzo realizado por Diego Velázquez en su primera etapa sevillana en torno al año 1618, Velázquez ha sido y sigue siendo, la figura culmen del Siglo de Oro español en el ámbito artístico. No se tiene certeza de si la obra fue producida con motivo de un encargo pero lo que sí sabemos es que aparece descrita en una relación de obras que poseía el duque de Alcalá en los años 30.
La obra conjuga a la perfección los elementos de una escena de género, el tema bíblico y la práctica del bodegón. El óleo representa la visita de Jesús a la casa de las hermanas de Lázaro, sin embargo la escena es tratada con gran innovación: en primer plano una doncella aparece trabajando en la cocina mientras una anciana aparece por su espalda para reprenderla. A través de la ventana se puede observar una segunda sala donde Jesús está predicando mientras María le escucha ensimismada y Marta le reprocha a su hermana que nunca le presta ayuda.
Paradójicamente la escena principal aparece relegada en segundo plano mientras los aperos de la cocina son representados con todo lujo de detalles, entre ellos cabe destacar los platos de barro, los huevos y sobre todo los cuatro pescados. Así debemos comprender la obra de Velázquez como una muestra de gallardía, como una obra que demuestra su valía en diferentes aspectos pictóricos. Este recurso de invertir las escenas también será utilizado por Velázquez en otras obras como La cena de Emaús o Las hilanderas.
Sin duda la obra de Velázquez tiene importantes influencias de su maestro y suegro Fernando Pacheco, éste había utilizado la misma composición de su obra San Sebastián atendido por Santa Irene. También sería lógico pensar que la estela de los primitivos flamencos con su cuadro dentro del cuadro o reflejos en los espejos podría haber influido en la composición del maestro barroco, no obstante su osadía es aún mayor que la de los flamencos al situar al fondo la escena principal.
Especial mención merece el detallismo con el que el artista trata toda la composición, los detalles son de gran calidad tanto en las personas, a destacar la contraposición que se establece entre la joven criada y la anciana que la reprende, como en los distintos elementos que conforman el bodegón de primer plano. La luz, remitiendo a modelos caravaggiescos, potencia aún más esta ilusión de realismo.
Con todo la obra también tiene una enseñanza moral que no se escapa de los ojos del espectador. Velázquez anima a los hombres a dejar a un lado los placeres y preocupaciones del mundo terrenal y finito para concentrar sus fuerzas y energía en el mundo espiritual. Esta interpretación demasiado complicada para el pueblo llano estaría destinada a los cultos invitados que visitaban las tertulias de Pacheco.
Hoy la obra se conserva en la National Gallery de Londres pero antes formó parte de la colección de Packe de Norfolk quien se la vendió a William M. Gregory y éste al famoso museo.