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Juegos de Niños, Brueghel el Viejo

Publicado por Laura Prieto Fernández

La de Brueghel el Viejo conocida como Juegos de Niños o también como Enciclopedia de juegos de los niños flamencos es una de las pocas obras de arte que se ha centrado en la figura infantil. En realidad, no era muy común que los artistas se centrasen en esta etapa madurativa, más bien los niños aparecían en los lienzos como escusas para tratar algún otro tema más destacable pero no como el objeto de estudio de un lienzo en sí mismos.

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La obra ha sido realizada en torno al año 1560 siguiendo la técnica del óleo sobre tabla tan típica de la zona norte de Europa. En la actualidad el cuadro se conservan en el Kunsthistorisches Museum de Viena. Pieter Brueghel el Viejo (1525 – 1569) es una de las figuras artísticas más relevantes del renacimiento en los Países Bajos. Sus obras combinan a la tradición norteña con las nuevas formas artísticas surgidas en el sur de Europa.

En esta ocasión el artista se ha recreado representando más de doscientos niños que aparecen jugando a más de ochenta juegos diferentes aunque algunos no son estrictamente juegos sino que se limitan a imitar las costumbres de sus mayores. Se trata de una verdadera escena costumbrista en la que el artista renacentista nos hace partícipes de la inocencia de la infancia. La escena se desarrolla en el exterior de una ciudad que ha sido tomada por los pequeños infantes; en ella se observan algunos edificios además de un bonito paisaje natural que evoca un idílico jardín a la derecha de la composición.

Entre las actividades de los pequeños se pueden observar juegos como la gallinita ciega, el escondite, la sillita de la reina, la cucaña o el potro pero también se pueden ver objetos lúdicos como peonzas, las tabas, aros metálicos molinillos y un largo etcétera que hacen las delicias de los más pequeños.

La obra de Brueghel el Viejo es un perfecto estudio sociológico de la sociedad de su país y de su tiempo: no sólo se puede interpretar como un cuadro costumbrista sino que es la panorámica perfecta de la infancia de la época renacentista. Además de los juegos infantiles y la disposición de la ciudad la representación es permite analizar como los más pequeños se trataban como si de auténticos adultos se tratase: las niñas están ataviadas con pañuelo a la cabeza y mantón sobre sus vestidos igual que sus madres, mientras los niños imitan las vestiduras de sus padres con calzas y camisa en la parte superior.

Especial mención merece la dificultad del técnica que el artista ha resuelto para dotar al óleo de una perfecta armonía; en realidad, este no es un trabajo sencillo ya que el pintor represento un buen número de figuras diseminadas por el cuadro y realizando diferentes actividades. La solución la encuentra en el cromatismo: a través de un delicado pero estudiado juego de colores Brueghel el Viejo ha conseguido unificar el espacio de la amplia ciudad utilizando una gama de colores ocres, amarillentos y terrosos.