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Júpiter y Sémele de Moreau

Publicado por A. Cerra

Júpiter y Sémele de Moreau

En esta pintura, el pintor simbolista francés Gustave Moreau nos presenta una sola escena, sino que en un único cuadro nos está presentando todo un ciclo con la historia mitológica de Júpiter y Sémele, basándose para ello en el libro de las Metamorfosis del poeta clásico Ovidio.

Esta obra la realizó el artista entre los años 1894 y 1895, y en la actualidad forma parte de la colección del Museo Gustave Moreau de París, posiblemente el mejor lugar del mundo para conocer la singular obra y vida de este pintor galo de finales del siglo XIX.

La historia que representa la protagoniza Sémele, una de las amantes de Júpiter, motivo por el cual es perseguida por Juno, la esposa de su esposa del dios más poderoso del Olimpo. Y finalmente sus celos hacen que el propio Júpiter mate a su amante al mostrarle todo su poder divino, una descomunal fuerza imposible de resistir por un mortal. Si bien, antes de que eso ocurra, el dios ya había embarazado a Sémele, a la cual se le extrajo el feto del que sería el futuro Baco.

En fin, asuntos y relatos mitológicos siempre muy complicados, pero que a Gustave Moreau, en esta y otras muchas de sus obras, le servían para plasmar sus propios símbolos. Algo que siempre hace con una pintura de carácter muy ornamental y recargada, como podemos ver aquí o en su célebre Danza de Salomé.

Si bien, el gran problema de estas obras, tanto si trataba temas mitológicos, como bíblicos o literarios, era que Moreau presuponía que los espectadores de sus cuadros conocían todos los detalles de los relatos a los que hacía referencia. Y es que es imposible seguir el ciclo de todas las escenas que se incluyen en esta obra de Júpiter y Sémele sin haber leído con atención su historia mitológica.

Sin embargo, aunque como espectadores actuales nos perdamos muchos de esos detalles, lo cierto es que el arte de Gustave Moreau estéticamente puede ser muy atractivo, y sin duda fue capaz de crear para sí mismo un estilo muy singular y muy personal respecto a otros pintores simbolistas como Puvis de Chavanne u Odile Redon.

Un estilo que se basa en la creación de atmósferas muy pesadas, casi obsesivas, y en las que siempre hay espacio para incorporar una destacada carga erótica. Está claro el espíritu decorativista del pintor, que en muchas ocasiones recurre al exotismo e incluso a la ironía. Sin embargo, eso no fue impedimento para que al mismo tiempo fuera capaz de dotar de un toque de monumentalidad a sus imágenes.