La lavandera, Daumier
La mayoría de las ocasiones el arte es el fiel reflejo de la sociedad en la que se engendra, a lo largo de la historia del arte múltiples monarcas o nobles se han servido de las manifestaciones artísticas para demostrar su poder y valía, no obstante y aunque en un plano mucho más discreto el arte también ha servido para demostrar o denunciar la miserable situación a la que el pueblo es sometido. Ya en la época del barroco comenzó a aparecer en algunos países, como por ejemplo en España, donde la situación política y económica se hacía insostenible una pintura que si bien halagaba a nobles y reyes también se ocupaba de reflejar el estilo de vida de las capas sociales menos favorecidas.
Desde este germen comenzó a gestarse en Europa una pintura que culminaría en el estil Realista forjado en Francia a lo largo del siglo XIX y cuyo primer representante fue el Courbet. Después, muchos otros pintores se unirían a este movimiento que trataba de reflejar la inestabilidad política y social de los últimos años del conocido como Antiguo Régimen. En este contexto surgieron algunos artistas que manifestaron en sus obras las precarias situaciones en las que se encontraban los trabajadores o campesinos; uno de ellos fue Daumier.
Honoré Daumier (1808 – 1879) fue un pintor ilustrador y grabador francés. Aunque la mayor parte de su producción artística la desarrolló en los periódicos donde trabaja como ilustrador realizando una feroz crítica de la situación política y social del momento, Daumier también realizó muchos lienzos, sobre todo a partir de la década de los cincuenta.
En torno al año 1963 el artista realizó el cuadro de La lavandera, un pequeño óleo sobre lienzo de formato vertical y apenas unos cincuenta centímetro de altura y treinta y cuatro centímetro de anchura que en la actualidad se exhibe en el Museo de Orsay de Paris. En realidad, el artista pintó tres versiones con este mismo tema de la lavandera de las cuales este es el último lienzo. La primera de estas versiones data de finales de los años cincuenta cuando influido por los óleos de Millet, Daumier también enfoca su pintura hacia el mundo campesino. El segundo de los lienzos fue pintado a principios de la década de los sesenta y tan sólo es una revisión del primero.
En todos estos los cuadros Daumier presenta las duras condiciones de la clase trabajadora. Una lavandera que tiene que enfrentar a largas jornadas de trabajo además de atender a su familia. De su mano un niño pequeño trata de subir las escaleras de la orilla del Sena. El artista sin embargo, no nos presenta una mujer débil sino robusta y con fuerza, la nueva heroína de la época que incansable lucha por seguir sobreviviendo. El artista utiliza las manchas de color para potenciar el efecto lumínico del claroscuro con el que otorga al lienzo rotundidez. Las pinceladas son sueltas y con mucha carga de pintura y en los colores predomina la gama terrosa.