La Magdalena junto al sepulcro de Savoldo
No se sabe demasiado del pintor renacentista Gian Girolamo Savoldo. Ni siquiera su año de nacimiento. En cambio se conoce que era originario de Brescia y algunas de sus andanzas por diversas ciudades de Italia. Primero por Parma y Florencia, y luego por Venecia y Milán, estando contrastado que estuvo activo entre el 1506 y el 1548. Unas décadas en las que viajó por numerosos lugares de Italia conociendo la obra de artistas como Leonardo da Vinci o Giorgione, dos de sus más grandes influencias. Mientras no le faltaron encargos que realizar, casi siempre de temática religiosa.
Sin embargo, la realidad es que no han llegado demasiadas obras suyas hasta nuestros días. No obstante, de entre todas ese selecto ramillete de obras repartidas por diversos museos de Europa y Norteamérica destaca el óleo sobre lienzo que se guarda en la National Gallery de Londres y que el pintor realizaría en torno al año 1530.
Aquí vemos una mujer que representa a María Magdalena, con un gran figura de tres cuartos ubicada en un primer plano y tan apenas dejando hueco en la tela para ver un fondo lejano. Lo cierto es que es una imagen muy poderosa. Y no solo por su gran tamaño ocupando la mayor parte del lienzo, sino por su dibujo de contornos muy marcados el tono de la prenda blanca que hace reflejar irremediablemente la luz, aunque de un modo muy sutil.
Y aunque no veamos tan apenas el paisaje de atrás hay suficientes elementos como para identificarlo. Abajo a la izquierda se ve un pequeño tarro de ungüento, situado en el antepecho de la tumba de Cristo con el que Magdalena había ungido los pies de Jesús para limpiar sus muchos pecados. Sin embargo, esa escena bíblica el pintor la ha trasladado a un ambiente veneciano, de ahí la presencia que se intuye de una laguna.
De entre todo el manto de satén plateado que cubre la mujer sale el bello rostro de la Magdalena que nos mira de forma directa y misteriosa. Es como si nos invitara a seguirla en la vida de penitente que iba a llevar tras la muerte de Jesús, el cual incluso se le apareció milagrosamente. Y es que la Magdalena es uno de los personajes más controvertidos de los Evangelios, ya que la leyenda que se creó sobre ella cuenta que fue una prostituta, que acabó sus días viviendo en el desierto, vistiendo únicamente sus largos cabellos y ayunando, alimentándose solo de lo que le traían los ángeles.