La Vicaría de Fortuny
Esta obra la realizó Mariano Fortuny en el año 1869.
Mariano Fortuny (1838 -1874) nació en la ciudad catalana de Reus en el seno de una familia de artesanos. De ahí se fue a la Academia de Barcelona para formarse como pintor y más tarde se fue a Roma para continuar con su progresión artística. Posteriormente, pasó una temporada en Marruecos de donde tomó una influencia oriental notable en toda su producción pictórica. Y desde ahí pasó por Madrid donde conoció las obras de los grandes maestros españoles, especialmente los cuadros de Velázquez o Goya que atesora el museo del Prado. No acabaron aquí sus viajes, porque en 1871 se va una temporada a París. Pero finalmente en el 1874 regresa de nuevo a Roma.
En realidad, Mariano Fortuny, además de un artista muy viajero, fue un personaje muy polifacético tanto en el campo artístico como en labores empresariales, si bien ha pasado a la historia principalmente por su pintura. Y dentro del conjunto de su obra, una de las temáticas que trató habitualmente fue la pintura costumbrista, de la cual esta obra de La Vicaría es un excelente ejemplo.
La obra se le ocurrió mientras hacía los papeleos para su propia boda. En ellas vemos las figuras de dos mujeres y un general que esperan la firma de unos papeles en la vicaría.
Con este tipo de pinturas, Fortuny recreó una España decimonónica, en ocasiones plagada de toreros y clérigos, algo que años antes ya había hecho Goya tanto en sus pinturas como en sus grabados. Sin embargo, Mariano Fortuny en muchas ocasiones le da a sus escenas un tono personal e irónico, como si con ello se quisiera alejar de esa realidad.
El estilo pictórico de Fortuny adolece de un preciosismo que en ocasiones se ha calificado de enfermizo. Se le ha tildado como un artista que se subordinó al más decadente de los gustos de su época, haciendo excesivas concesiones a la crítica, al público y a los comerciantes de arte. En definitiva, sus obras se han definido como propias de un costumbrismo folclórico y de producto pseudocultural. Pero lo cierto es que sea por esas concesiones o por su técnica sumamente esmerada, el éxito como artista le acompañó bien pronto y durante toda su vida, de manera que él creó escuela en la pintura española del siglo XIX.
Prueba de ello, es que esta obra tuvo muchísimo éxito, y le siguieron otras de semejantes características como El aficionado a las estampas, La elección de modelo o El jardín de los poetas.
Sin embargo, Fortuny también tenía detalles de cierta rebeldía hacia el arte establecido. Por ejemplo, esta obra como otras muchas suyas, son telas de un tamaño pequeño, ya que él pretendía protestar en contra de las grandes composiciones de enorme tamaño que se estilaban por aquel entonces. Pero independientemente de polémicas y críticas hacia sus obras, la obra titulada La Vicaría como en general toda la pintura de Fortuny destaca por su pincelada virtuosa y sumamente delicada.