Las hermanas Calmady de Thomas Lawrence
Para el último de los grandes retratistas británicos, el inglés Thomas Lawrence (1769 – 1830), ésta era su gran obra. Él mismo dijo que era su mejor cuadro, y de cuantos había hecho, era uno de los pocos por los que desearía ser conocido en el futuro. Eso lo dijo mientras estaba expuesto en Londres, en la Real Academia. Pero en la actualidad la obra forma parte de la colección artística del Metropolitan Museum de Nueva York, en Estados Unidos.
Y es muy curiosa es altísima estima que tenía a este cuadro de 1823, ya que hay que tener en cuenta que para Lawrence posaron muchos de los grandes hombres de su tiempo, incluyendo reyes o gran parte de la diplomacia que participó en los relevantes Congresos internacionales de Aquisgrán o Viena, claves para la historia de la Europa post Napoleón Bonaparte.
En todos esos cuadros de aparato, como por ejemplo en el retrato de la reina Charlotte, el pintor muestra todas sus dotes para representar lo más ceremonioso del arte y todo el boato de los aristócratas. Unos cuadros que siempre tienden a enaltecer al retratado. De hecho, por ese motivo fue un pintor muy valorado, aun cuando su técnica podía ser algo inferior a otros contemporáneos como Joshua Reynolds o Thomas Gaisnborough.
No obstante, es curioso que esta imagen de Las hermanas Calmady, Emily la pequeña y Laura Anne la mayor, sea su obra preferida. Y es que se trata de un cuadro donde todo es mucho más natural y sencillo. Eso le permite una mayor fluidez y un estilo menos encorsetado que saca lo mejor de sí mismo.
Logra aportar unos rostros suaves y carnosos muy vivos, toda la imagen es espontánea gracias a la gestualidad de las niñas, que no posan, sino que parecen jugar frente al retratista. Es un arte mucho más vivo que el de su retratos oficales, por eso con el tiempo es cierto que fue un trabajo muy reconocido, ya incluso en tiempos del Romanticismo cuando pintores franceses de la categoría de Eugene Delacroix o Theodore Gericault valoraron esta forma de representar la infancia más tierna y familiar. Un tema por cierto muy del gusto de los artistas románticos, pero también de otros pintores anteriores, los del arte Rococó. Y es que Thomas Lawrence fue de alguna forma un retratista del periodo neoclásico pero con elementos que le relacionaban con los precedentes rococós y con otros que le une con la generación siguiente del arte romántico.