Las ilustraciones de J. C. Leyendecker
Hoy os vamos a hablar del que para muchos es el ilustrador más importante e influyente de Estados Unidos en el siglo XX. Incluso superior a Norman Rockwell, quizás más valorad y famoso por alguna de sus imágenes como Cena de Acción de Gracias, Pero es cierto que el propio Rockwell se consideraba heredero de Joseph Christian Leyendecker.
Fue hijo de una familia de emigrantes alemanes que llegaron a Estados Unidos a finales del siglo XIX. Pronto, tanto Joseph Christian, como su hermano Frank Leyendecker, demostraron aptitudes para el dibujo por lo que comenzaron a trabajar para una imprenta en Chicago. Y más tarde ambos conseguirían ir a terminar de formarse en París, en la prestigiosa Academia Julien por la que pasaron grandes personalidades de la ilustración, como el checo Alfons Mucha.
A su regreso a América no les faltó el trabajo, y comenzaron a elaborar carteles para diferentes marcas. Si bien, una de las especialidades de J. C. Leyendecker fue la moda masculina. En este sector creó tendencia sobre todo con sus dibujos para publicitar las camisas de Arrow Collar. Unas ilustraciones en las que utilizó a quien era su pareja, Charles Beach, que a partir de entonces fue el patrón de belleza masculina en Estados Unidos. Y si bien, ambos mantuvieron una relación homosexual durante décadas, eso jamás fue público.
Otro de los campos en los que destacó Joe Leyendecker fue en la ilustración para revistas, concretamente en una, para la que hizo más de 300 portadas: la Saturday Evening Post. Una publicación semanal con la que se puede decir que fue confección el american way of life y muchos de sus referentes. Por ejemplo, el Santa Claus que conocemos en la actualidad en gran parte es obra de las ilustraciones que hizo de este personaje para la revista.
Realizó otros trabajos, como los carteles propagandísticos para la Primera Guerra Mundial o para diferentes marcas de moda. Junto con su hermano Frank, con el que acabó muy mal la relación, creó un fecundo taller en Nueva York. Pero también es verdad que llegó un momento que su estilo entró en declive. Y fue entonces cuando el testigo lo recogió Rockwell, que pasó a ser el ilustrador de cabecera de Saturday Evening Post. Si bien, como respeto a su maestro decidió hacer 323 portadas para la revista, ni una más. Así Leyenderck seguía siendo quien más había hecho con 324.
En definitiva, estamos ante un referente de la cultura americana del siglo XX, el cual fue muy cotizado como ilustrador. Pero nunca pasó a ser considerado como un gran artista. Sin embargo, a día de hoy los óleos que hacía posteriormente a sus dibujos son verdaderas joyas de enorme valor monetario. Aunque es verdad que él nunca buscó demasiado la fama, de hecho fue su amante el que divulgó con posterioridad su obra no publicada, ya que Leyenderck deseaba que hubiera sido quemada. No le preocupaba en exceso la posterioridad, de hecho mandó ser enterrado en una tumba sin nombre junto a su hermano y sus padres.