Las Montañas del Diamante de Jeong Seon
En Corea, esta pintura que se custodia en el Museo de Arte Samsung de Corea está considerada como un auténtico tesoro nacional. Y es la obra más afamada de Jeong Seon (1676 – 1759) un gran maestro del género de paisaje real o jingyeong sansu, una corriente que allí apareció a finales del siglo XVII.
Se trata de un enorme papel (130 x 94 cm) pintado con tinta china. Una obra que el artista realizaría en el año 1734 y cuyo aspecto más emblemático es la composición circular que tanto dinamismo le aporta a la vista de un paisaje. Un paisaje que es real, ya que las Montañas del Diamante están en la costa coreana y fue un territorio que recorrió en numerosas ocasiones el artista, y al que dedicó hasta 100 obras.
Este es un dato importante, ya que dicha corriente del jingyeong sansu o paisaje real se convirtió en un aspecto muy relevante de la cultura coreana durante los tiempos de la dinastía Joseon, cuando se consideraba que Corea era el lugar donde mejor se conservaba la civilización confuciana, ya que China por aquel entonces se había alejado un tanto de los principios de Confucio.
Se puede observar en la parte superior diversas inscripciones, y todas ellas se leen en sentido vertical. A nuestra izquierda se lee el título de la obra y la firma del autor que aparece con su seudónimo: Gyeomjae, que significa “humilde servidor”. Mientras que a nuestra derecha hay un poema sobre las montañas que las identifica y las alaba como algo incomparable.
Ese mismo tono grandilocuente se plasma en la propia imagen. Allí se ven unos picos extraordinariamente acusados y cuyas cumbres están blancas por la nieve. Ese modo de pintarlas es típico del autor e incluso es un tipo de pincelada vertical que lleva su nombre. Con ella se supone que nos está pintando los 12.000 picos distintos de esas montañas, cuya altura más carismática sería el Birobong, que se ve al fondo del conjunto, como coronando la escena.
Al tratarse de tinta china y los reducidos recursos estéticos que pueden proporcionar esta técnica, la verdad es que es admirable la maestría de Jeong Seon. Un artista que pintaba de modo muy rápido, pintaba y hasta repintaba sin que le diera tiempo a secarse la capa anterior. Es posible ver este tipo de pinceladas, que aplica de arriba abajo. Pero esa rapidez y ese tipo de pinceladas las equilibra con diversos recursos, como por ejemplo los gruesos puntos muy húmedos, con los que pretende evocar la vegetación de esos paisajes.
Y además aporta referencias del lugar como si de un mapa se tratara. De ahí la presencia casi en el centro y desproporcionada del templo de Jeongyang.