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Leda y el cisne de Boucher

Publicado por A. Cerra

Leda y el cisne de François Boucher

En la mitología grecolatina la carga erótica es enorme. Son infinitos los capítulos sobre la vida de sus dioses que rebosan sexualidad. Pero de todos ellos hay uno que destaca especialmente. Es el episodio de Leda y el cisne. Un episodio que ha inspirado a artistas de todas las épocas y disciplinas. Basta con citar algunos ejemplos: el cuadro de Leda y el cisne de Leonardo da Vinci, la Leda atómica de Salvador Dalí, la escultura marmórea de Falconet o los versos del poeta Ruben Darío.

No obstante, un relato tan sensual y lascivo encontró en la época del rococó algunas de sus mejores representaciones. Y es que este estilo dieciochesco es un arte que transpira hedonismo. Como estupenda muestra de ello aquí va este cuadro de Leda y el cisne del pintor François Boucher, uno de los pintores que mejor supo captar los gustos refinados de la aristocracia francesa de mediados del siglo XVIII.

El relato es el siguiente. Leda era una hermosísima mujer que estaba casada con el rey de Laconia en la región de Esparta. Loa mitos, tan amigos de las transformaciones, nos cuentan que un día Leda iba caminando a orillas del río Eurotas. Y a su paso salió un airoso cisne, el cual le embaucó con su belleza y gallardía. La sedujo. Pero en realidad aquel cisne era el todopoderoso dios Zeus transformado en ese animal.

Tras aquel encuentro tan extraño, esa misma noche Leda se acostó con su esposo, llamado Tindáreo, y el caso es que poco después, la mujer puso dos huevos. De ellos nacerían cuatro personajes. De uno surgieron Helena y Pólux, inmortales ya que su padre sería Zeus, mientras que del otro nacieron Clitemnestra y Cástor, en este caso mortales al ser fruto de la relación con el esposo.

Hay otras versiones, pero a cual más extraña y truculenta. Y es que los relatos de la mitología clásica no son siempre fáciles de seguir, y en muchas ocasiones proponen hechos verdaderamente raros. Y más aún cuando se trata de plasmar relaciones sexuales y posteriores nacimientos. Sin duda, en ese sentido la historia de Leda y el cisne es verdaderamente peculiar. Pero por fortuna ha inspirado a un sinfín de artistas, y cada uno de ellos ha puesto énfasis en diferentes aspectos del relato. Desde luego que en el caso de Boucher puso todo el acento en la sexualidad del episodio, lindando con lo pornográfico, con lo cual se ganó el aplauso de sus contemporáneos.