Libro de Horas de Étienne Chevalier, Fouquet
El libro de Horas de Étienne Chevalier realizado por Jean Fouquet supone una renovación en el campo de la miniatura medieval. Esta singular pieza está considerada como una de las grandes obras de Fouquet, el artista que mejor representa los avances de la estética renacentista en la Europa desligada de Italia.
Jean Fouquet (1420 – 1482) plasma en su persona la transición desde la Edad Media hacia la Edad Moderna que en el campo de las artes se traduce en el nacimiento del Renacimiento. Nacido en Francia el artista cosechará numerosos éxitos ya que en su obra aún se aprecian las influencias del estilo gótico internacional con la nueva estética que el artista adquirió en sus viajes por Italia y Flandes; es precisamente en estos viajes donde el artista pudo conocer a figuras de la talla de Jan Van Eyck o Piero della Francesca quienes le influirán poderosamente.
El libro de Horas de Étienne Chevalier fue encargado por su homónimo, Étienne Chevalier tesorero personal de Carlos V de Francia. Chevalier fue uno de los principales clientes de Fouquet – no debemos olvidar que una de las obras más famosas del artista, El díptico de Melum, también fue un encargo suyo-. En este caso nos encontramos con un libro de horas, un encargo tradicional para las altas capas de la nobleza; los libros de horas habían sido muy populares a lo largo del medievo, en ellos se recogían las oraciones de los fieles a lo largo de las distintas horas del día y se solían decorar con múltiples miniaturas que ilustraban las oraciones. La pieza fue realizada entre 1452 y 1460, sin poder establecer una datación exacta. A principios del siglo XVIII, en torno al año 1700, el manuscrito fue desmembrado y sus cuarenta y siete miniaturas se colocaron en pequeños marcos de madera a modo de cuadros que se dispersaron por distintos museos de Europa y América.
Fouquet ofrece en esta nueva versión del Libro de Horas una decoración que poco tiene que ver con las tradicionales miniaturas de corte medievalista. El artista ha decorado las páginas del pergamino utilizando la técnica de la témpera. Fouquet abandona los adornos tradicionales de las filigranas para realizar verdaderos lienzos dentro del manuscrito, sus miniaturas se continúan de una página a otra como si de dípticos se tratasen y se representa con gran maestría hasta el más ínfimo detalle. El artista ha representado las obras con el mayor naturalismo y realismo posible, para ello se sirve de la perspectiva, los juegos de luces y sombras y un potente cromatismos que invade toda la composición.
En este sentido debemos destacar de entre las cuarenta y siete miniaturas totales, algunas láminas como la de la Virgen con Niño que se inspira en el díptico de Melum pero que a diferencia de éste se representa con una continuidad espacial integrando las dos láminas dentro de la misma escena, la escena de la Anunciación situada en el interior de un templo gótico y en donde se aprecia la influencia de artistas como Fran Angélico etc.