Madonna de Manchester de Miguel Ángel
Este cuadro realizado sobre tabla y con una mezcla de pintura al temple con algo de óleo es una creación de un jovencísimo Miguel Ángel Buonarrotti, ya que la realizaría hacia el año 1497, cuando era un veinteañero y todavía no había creado sus grandes obras tanto en escultura como en pintura.
Pero mucho antes de que labrara su célebre Pietá del Vaticano o pintara el Juicio Final en la Capilla Sixtina, pintó esta obra que durante mucho tiempo permaneció oculta para crítica y público. De hecho no se documentó hasta el siglo XVIII y su nombre se debe a que se mostrar en una exposición de 1857 en la ciudad inglesa de Manchester. Y lo cierto es que hoy en día sigue en Gran Bretaña, ya que cuelga en las paredes de la National Gallery de Londres.
La obra en su momento quedó inconclusa, lo cual es una gran ventaja hoy en día para poder apreciar el extraordinario dominio del dibujo que poseía Buonarrotti, algo innato que ya tenía desde muy joven. Es una cualidad que define su arte, ya que con sencillamente contornear las figuras ya es capaz de dar volumen y peso a sus personajes. Eso es extraordinario tanto en los dos niños, que son Jesús y San Juan Bautista, como en la figura de la Virgen María.
Por cierto, para estas fechas la Virgen María se suele representar completamente vestida y no con un pecho desnudo como en este caso. Una nota algo arcaizante del pintor, que parece indicarnos que Jesús acaba de amamantarse y se ha bajado del regazo de su madre para jugar con el otro pequeño. Y si nos fijamos en los dos niños, parecen ser el mismo, solo que en un postura girada respecto a un eje.
Algo similar podría decirse de los cuatro ángeles, que aunque solo están completos los del lado derecho, podemos intuir que entre todos son un portentoso estudio anatómico.
Mientras que María ocupa el espacio central. Y su figura tiene una fuerte simbología, en la que es muy importante el detalle del pecho desnudo. La razón es que durante un tiempo la leche se consideraba el sustento del alma cristiana e incluso era algo sanador. Sin embargo, en la época de Miguel Ángel todas las familias pudientes contaban con amas de cría para sus bebés. Así que el pintor buscó esta representación de simbología algo arcaica para ver a María sentada sobre una roca, a modo de trono que la convierte en Reina de los Ángeles y Madre de Dios, mostrando una pose pensativa, como intercesora entre los hombres y Dios.