El Santo Entierro de Miguel Ángel
Hay un Miguel Ángel Buonarrotti poeta, otro arquitecto, tal vez el más famoso de todos sea el Miguel Ángel escultor gracias a sus obras excepcionales como el David o la Pietá, y por supuesto también hay un Miguel Ángel pintor con creaciones tan sublimes como el conjunto pictórico de la Capilla Sixtina del Vaticano.
Pero además de sus pinturas murales, lo cierto es que no abundan obras de pintura de caballete o de formato pequeño. Tan solo se conservan unas pocas pinturas realizadas sobre tabla, y en algunos casos hasta hay críticos que tiene dudas respecto a que salieran de la mano del genial artista del Renacimiento. No obstante, no existe esas dudas en obras como el Tondo Doni que se expone en la Galería de los Uffizi de su Florencia natal. Y otra es esta gran tabla (162 x 150) del Santo Entierro pintada al óleo entre los años 1500 y 1501. Un cuadro que forma parte de la colección de la National Gallery de Londres.
Se piensa que la obra formaría parte de un conjunto más amplio, ya que se integraría en un retablo que estaba realizando para la iglesia de San Agustín en Roma, pero que abandonó sin terminar para regresar a Florencia.
Lo cierto es que esta sería su primera pintura a esta escala. Pese a ello, plasma su dominio en la representación portentosa del cuerpo humano, así como dota a la escena de un sentimiento conmovedor más que evidente.
Funde en una misma escena dos temas iconográficos distintos. Por un lado, parece que pinta como levantan el cuerpo de Cristo para llevarlo a la tumba. Y por otra es la exposición del propio cuerpo de Cristo muerto.
El estado en el que dejó la pintura nos muestra todo el proceso de trabajo del pintor. En primer lugar dispuso el paisaje de fondo, y sobre él hizo un estudio de la composición haciendo un esbozo sencillo de todas las figuras. Además se aprecia que Miguel Ángel hacía uso de una peculiar técnica, más apropiada para la escultura que para la pintura, y es que no dudaba en raspar la pintura para eliminar ciertos toques y colores.
En cuanto a los colores merece la pena fijarse en como los distribuye por los personajes. El central es el cuerpo sin vida de Jesús, el cual tiene un tono verdoso cadavérico, pese a que el pintor en ningún momento emplee el pigmento verde. A su lado está San Juan con una llamativa túnica roja. Y al otro lado del protagonista, se ve un personaje vestido de verde marronáceo, el cual está sin identificar con seguridad. Luego están mujeres que representarían la Tres Marías, aunque la Virgen María no se ve, pero estaría previsto que se ubicara en primer plano en la esquina derecha, pero no llegó a pintarla y si lo hubiera hecho llevaría un manto azul identificativo, terminando así el juego de colores en la composición.
Otro aspecto interesante de esta obra es la influencia que tuvo en el desarrollo posterior de la pintura renacentista. La capacidad de Miguel Ángel para capturar la anatomía humana con tal precisión y emotividad inspiró a numerosos artistas contemporáneos y futuros. Su técnica de raspar la pintura para corregir errores también fue adoptada por otros pintores, quienes vieron en esta práctica una manera de perfeccionar sus obras.
Además, la composición de «El Santo Entierro» refleja una profunda comprensión de la narrativa visual. Miguel Ángel no solo se enfocó en la representación física de los personajes, sino también en transmitir sus emociones y la gravedad del momento. La disposición de las figuras y sus expresiones faciales crean una atmósfera de solemnidad y dolor que resuena con el espectador, haciendo que la obra sea no solo una representación visual, sino también una experiencia emocional.
La obra también es un testimonio del compromiso de Miguel Ángel con la experimentación y la innovación. A pesar de ser una de sus primeras pinturas a gran escala, no dudó en explorar nuevas técnicas y enfoques para lograr el efecto deseado. Esta actitud pionera es una de las razones por las que su legado perdura hasta hoy, ya que siempre buscó ir más allá de las convenciones establecidas y desafiar los límites de su arte.
Finalmente, es importante mencionar el contexto histórico en el que se creó «El Santo Entierro». A finales del siglo XV y principios del XVI, Italia estaba en medio de un renacimiento cultural y artístico sin precedentes. Miguel Ángel, junto con otros grandes maestros como Leonardo da Vinci y Rafael, jugó un papel crucial en este movimiento, contribuyendo con obras que no solo reflejaban la maestría técnica, sino también una profunda exploración de la condición humana y la espiritualidad.
En resumen, «El Santo Entierro» de Miguel Ángel no es solo una obra maestra de la pintura renacentista, sino también un reflejo de la genialidad y la visión innovadora del artista. Su capacidad para combinar técnica, emoción y narrativa en una sola obra es lo que lo distingue como uno de los grandes maestros de la historia del arte.