Mañana en un bosque de pinos de Shishkin y Savitsky
La pintura paisajista en Rusia tuvo un enorme apogeo durante las décadas finales del siglo XIX, y uno de los máximos representantes fue Ivan Shishkin (1832 – 1898) que pintó en numerosas ocasiones los espesos bosques de Rusia. Temática con la que alcanzó un enorme éxito en su época.
El autor estudió en las mejores academias del país, tanto en Moscú como en la capital del imperio zarista: San Petersburgo. Y no solo eso, tras un periodo becado en varias academias centroeuropeas, retornó a su país y con el tiempo también se convirtió en prestigioso profesor en instituciones académicas de las dos principales ciudades de los zares. Lo cierto es que acumuló una importante cantidad de dinero y con ella se compró un terreno boscoso donde pudo pintar y experimentar retratando una y otra vez esta naturaleza que tanto le apasionaba, sobre todo la dominada por la vegetación de coníferas.
En esta obra de Mañana en un bosque de pinos, realizada en 1889, podemos ver su extraordinario dominio a la hora de afrontar este tipo de composiciones. No obstante, hay que decir que el elemento que consigue dar dinamismo a esta instantánea es la representación de la juguetona familia de osos. Sin embargo, esos animales no los hizo Shishkin, sino su coetáneo Konstantin Savitsky (1844 – 1905), aunque su firma hoy en día no sea visible en el lienzo.
El cuadro parece una escena muy doméstica, ya que esos animales salvajes se han retratado como si fueran mascotas. Vemos a los oseznos jugando, subiendo por un árbol caído, y un tercer osito de la camada quiere alcanzarlos. Todos, incluso el oso adulto, parecen más de peluche que feroces animales de carne y hueso.
En realidad, todo tiene la atmósfera propia de un cuento o una fábula, ya que ese boque con la neblina baja también parece demasiado idílico. Eso en realidad se debe a la propia visión del pintor, un auténtico enamorado de esos parajes que pintó en tantas y tantas ocasiones.
Curiosamente es bien conocido que la obra la realizaron dos artistas, Shishkin y Savitsky, pero cuando la adquirió el coleccionista Tretyakov, en cuya galería todavía permanece en la actualidad, no quiso que el nombre de Konstantin Savitsky apareciera. De manera que hizo borrar su firma del cuadro. Y aunque durante mucho tiempo se ha atribuido a un único autor, es innegable que el paisaje lo pintó un artista y los ositos otro. Entre otras cosas porque Shishkin fue un verdadero superdotado para pintar vistas de la naturaleza, a la que aplicaba concienzudos criterios analíticos que luego era capaz de transformar en verdaderos poemas visuales. Sin embargo, no se tiene constancia de que incluyera animales con la viveza y la expresividad que aparecen en esta tela. Tal vez por esa conjunción de elementos, este cuadro todavía es a día de hoy uno de los más populares en Rusia.