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Margarita Van Eyck de Jan Van Eyck

Publicado por Laura Prieto Fernández

Bajo el amparo de las formas góticas pero cada vez más resguardados en una nueva mentalidad pictórica, los artistas conocidos como Primitivos Flamencos supusieron el salto definitivo a la pintura del renacimiento. Una nueva concepción artística unida a la utilización de la técnica del óleo permitió a los flamencos desarrollar una pintura más detallista con un nivel de realidad que hasta ese momento no se había visto en la pintura Europea así como la introducción de la perspectiva y la superación del ya consabido fondo dorado tan utilizado en la estética medieval.

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En este contexto debemos señalar como la obra de Jan Van Eyck supuso un punto de inflexión; el artista está considerado junto con su hermano Hubert y el también pintor Rober Campin los precursores de este nuevo estilo. Jan Van Eyck o Johannes Van Eyck (1390 – 1441) como también se le conoce fue uno de los pintores más afamados en su época, incluso en vida parece ser que ya gozaba de cierta fama y sin embargo no son muchos los datos que conocemos acerca de su vida. Según las fuentes documentales halladas al respecto, Van Eyck debía de proceder de una familia de pintores y pudo formarse en el taller familiar aunque otras hipótesis hablan de que el artista viajase a Francia para completar su formación en un taller de miniatura. Jan trabajó junto con su hermano Hubert en numerosas ocasiones haciendo que la obra de uno y otro hermano se entrecrucen a menudo.

En esta ocasión la obra que analizamos no presenta ninguna duda acerca de su autoría ni de la datación de la misma ya que a día de hoy, se conserva el marco original en el que aparece una inscripción de la mano del propio artista en la que reza <>En efecto se trata del retrato de Margarita Van Eyck la esposa del pintor, de la que no se tienen demasiadas noticias antes de su enlace matrimonial pero a la que algunos historiadores del arte la sitúan como parte de la baja nobleza de Flandes o al menos procedente de una familia burguesa adinerada.

El hecho de representar a la mujer del artista no era algo común para la época, las esposas de los pintores no solían actuar como modelos y parece lógico pensar entonces que la obra constituiría una auténtica prueba de amor hacia su esposa. Margarita Van Eyck aparece ataviada con el típico abrigo ribeteado en piel y turbante en la cabeza según el gusto de la época con el que esconde su pelo en una especie de cuernos como el mismo artista también representó en el Matrimonio Arnolfini.

Un hecho que demuestra lo apreciada que fue la obra de Van Eyck en su época es que el lienzos de su esposa acabó siendo custodiado por el gremio de pintores de Brujas, el lienzo se encontraba guardado en un cofre bajo cinco llaves que custodiaban distintos miembros del gremio y tan solo se exhibía una vez al año bajo fuertes medidas de seguridad.