Mujer bañándose en el riachuelo, Rembrandt
La mujer en el baño es una de las temáticas más consolidadas en el campo del arte, son muchas las pinturas e incluso esculturas que desde tiempos inmemoriales han utilizado la escusa del baño como una forma de escusa con el fin de representar el cuerpo desnudo de la mujer. Ya en la antigua Grecia podemos observar la famosa técnica de los paños mojados de Fidias que permitía representar la anatomía femenina; años después son múltiples los autores que han seguido esta misma temática, pero hoy nos centraremos en la obra de uno de los artistas culmen de la época barroca, Rembrandt.
La obra que aquí analizamos se trata de un óleo sobre tabla de formato vertical que mide unos sesenta y dos centímetros de altura y cuarenta y siete de anchura; data de mediados del siglo XVII, concretamente del año 1654, por lo que el artista se encontraría en una época de plena plenitud artística, con una carrera ya consolidada pese a las numerosas penurias económicas que finalmente lo sumieron en la más absoluta ruina.
Rembrandt fue, pese a todo, un pintor reconocido en su tiempo que trabajó para algunos de los mejores comitentes de su época. En muchas ocasiones, sus obras adquieren un tono costumbrista que debajo esconde una temática religiosa, no siempre fácil de identificar. En esta ocasión, el tema del baño de la mujer podría identificarse con un episodio de la vida de Susana espiada por los ancianos o de Betsabé quien sucumbió a los encantos del rey David.
Según los estudios realizados al respecto, parece ser que la joven modelo que posa para el artista no es otra que Hendrickje Stoffels, la que fuera ama de llaves de Rembrandt y con quien tuvo una hija, Cornelia. Lo cierto es que la pareja nunca llegó a casarse, ya que el artista hubiera perdido entonces la pensión de viudedad de la que disfruta tras el fallecimiento de su primera mujer Saskia.
La mujer se encuentra sumergiendo las piernas paulatinamente en un riachuelo mientras se levanta la camisola blanca dejando a la vista sus pantorrillas. Sus ropajes, de color carmesí y que dejan entrever su elevada posición social, descansan en la orilla del río. Especial atención merece el reflejo de las piernas de la joven en el río, así como la expresividad de la muchacha.
El cuadro presenta una factura rápida y descuidada pero a pesar de ella la obrase encuentra firmada y fecha por lo que podemos suponer que el pintor la dio por terminada.