Penélope con sus pretendientes, Pinturicchio
Son muchos los pintores y artistas que han forjado la historia del arte desde la prehistoria hasta nuestros días, algunos con pretensiones de serlo y otros simplemente como un medio para ganarse la vida. In embargo, debemos destacar que de esa grandísima cantidad de artistas que paulatinamente fueron creando estilos artísticos y desarrollando nuevos conceptos en el mundo del arte, apenas estudiaos unos pocos ejemplos y precisamente por eso, en la entrada de hoy analizaremos un cuadro de uno de esos pintores más desconocidos o de segunda fila que la sombra de las grandes figuras ha eclipsado.
Bernardino di Betto di Biagio (1454 – 1513), más conocido con el sobrenombre del Pinturicchio o también el Sordicchio debido a su falta de audición es uno de los artistas que conformó la generación del Quattrocento italiano. Seguidor de Perugino, en sus primeras obras se hace muy patente la influencia de su maestro aunque después Pinturicchio desarrollará un estilo propio cuyo mejor rasgo es el detallismo y la minuciosidad de sus composiciones. Pese a no tener la misma fama que artistas como Rafael o Brunelleschi, el pintor trabajó para algunos comitentes de gran importancia e incluso participó en la decoración de la Capilla Sixtina.
La obra que analizamos en esta ocasión, lleva por nombre El regreso de Odiseo aunque también se la conoce como Penélope con sus pretendientes. Se trata de un fresco sobre lienzo que el artista realizó para el Palacio Petrucci en siena y que hoy se exhibe en la National Gallery de Londres. La obra data de principios del siglo XVI y es uno de los grandes temas clásicos de todos los tiempos. Odiseo o Ulises no sólo logró sobrevivir a la Guerra de Troya, sino que además logró volver a su patria, Ítaca para reencontrarse con su esposa, Penélope. Ésta había tratado de mantenerse fiel a su esposo rehusando aceptar ningún pretendiente hasta que no acabase de tejer un gran manto que deshacía por las noches.
El artista ha escogido precisamente el reencuentro entre los esposos y mientras Penélope sigue tejiendo su manto, Ulises se presenta ante ello. Pese a ser una escena clásica, el artista ha caracterizado a los personajes como si de hombres renacentistas se tratase. Afuera, por la ventana, se pueden apreciar algunas de las vicisitudes que el héroe tuvo que pasar para reencontrarse con su esposa.