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Pinturas de Tiépolo en la iglesia de Nuestra Señora del Rosario

Publicado por A. Cerra
La Gloria de Santo Domingo

La Gloria de Santo Domingo

Los frescos que decoran las paredes de la iglesia de Nuestra Señora del Rosario en la ciudad del norte de Italia de Venecia los realizó el artista Giambattista Tiépolo entre los años 1737 y 1739.

Este templo veneciano popularmente es conocido como la iglesia de Santa María de los Jesuatos, aunque en realidad pertenece a la orden dominica, una orden religiosa que se caracteriza por un modo de vida y unas maneras muy austeras en su comportamiento, algo que contrasta con la vibrante y ampulosa pintura de Giovanni Battista Tiépolo, uno de los pintores italianos del siglo XVIII más proclives al boato propio del arte rococó.

Concretamente, en esta iglesia Tiépolo pintó la nave y parte del presbiterio. En lo referente a la nave, se ocupó de los frescos de los lunetos de la bóveda de cañón, donde representa imágenes que plasman la fundación de la Orden por santo Domingo Guzmán en el año 1215. Y todo el conjunto está presidido por la parte central donde se ve a Santo Domingo y la institución del Rosario, con la Virgen con el Niño que le da el rosario al santo y le dice que lo distribuya entre los fieles explicándoles la función de ese objeto litúrgico.

Mientras que en la parte baja está la expulsión de la herejía albigense, con lo cual la iglesia católica aprovechaba la ocasión para criticar y enfrentarse a la protestante.

En otro punto central se ve la imagen de “La Gloria de Santo Domingo” ascendiendo de forma apoteósica hacia los cielos. Y muy próxima se ve la escena de “La aparición de la Virgen a Santo Domingo”, el cual se nos muestra acompañado de otros santos, entre ellos Santa Teresa.

Uno de los aspectos más interesantes de la concepción pictórica de estos frescos, es como Giambattista Tiépolo usó los cierres y las aberturas de la arquitectura. En los muros que actúan como cierre se emplea el blanco y los tonos verdes, en una variedad de ocre pastel muy típico del estilo rococó, y a eso le añade diversos medallones.

Y otro punto muy valorado de estos frescos es la perspectiva que emplea en las composiciones. Se trata de una perspectiva de tremendo di sotto in su, es decir, de abajo a arriba. Y para ello proyecta tanto la visión escorzada de las figuras que protagonizan las escenas como la de los propios escenarios y paisajes donde las ubica.

Y en cuanto a su estilo, se puede calificar como plenamente rococó, algo que se manifiesta especialmente en su específica paleta de colores y también en los claros ritmos curvilíneos con que compone cada una de las escenas del conjunto.