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Rembrandt Harmenszoon van Rijn (1606-1669)

Publicado por Cristina
Autorretrato de Rembrandt c.1643

La pintura holandesa del Barroco es prototipo de lo que se ha denominado Barroco Protestante o Burgués. Una serie de factores explican el carácter original y diferente de la escuela holandesa. En primer lugar el marco físico del país, construido sobre el mar contra el que se lucha y al que se domina; tierra llana sin obstáculo en su relieve, con agua por todas partes, con sus canales y sus innumerables lagunas; el reflejo cambiante de los cielos sobre las aguas se transmuta poéticamente en luz vibrante cambiando también en los cuadros con paisajes exteriores, y en los interiores, esa luz penetra por huecos laterales y rodea los objetos, los personajes y el recinto en una atmósfera mágica.

Por otra parte, su conversión al protestantismo en la versión calvinista, suscita una conciencia puritana de responsabilidad del hombre frente al destino; desaparece la pintura de tema religioso (sólo excepcionalmente en Rembrandt) y casi no hay cuadros mitológicos, y si los hay, tienen intención moralizante.

Además, en un momento en el que se imponen las monarquías autoritarias en la política y en el que la aristocracia privilegiada constituye aún el primer estamento social y principal cliente en toda Europa, Holanda se constituye en República sustentada y dirigida por una sociedad artesana-comerciante-burguesa; así pues, la clientela de los artistas es muy diferente de la del resto de los países y no es de extrañar que aparezcan nuevos temas: predominan los géneros realistas, en cuadros de pequeña dimensión para la decoración de las casas de la burguesía o de mayor tamaño para la decoración de las sedes de las corporaciones gremiales, así retratos sobrios individuales, retratos en grupo o corporativos de tono democrático, interiores caseros con escenas domésticas que muestran los objetos y la decoración de las acomodadas viviendas burguesas, paisajes (urbanos, rurales, marinos.), escenas de la vida rural (fiestas campesinas, cuadros con animales de granja.), naturalezas muertas donde se recrean con toda fidelidad los objetos cotidianos (toallas, vidrios, metales, vasos y no tanto las comidas).

La personalidad holandesa más compleja y un genio universal, es sin duda Rembrandt. Transcurrió su vida en Amsterdam, consagrado por completo a su oficio, y ello influyó en su obra. Casado muy joven con Saskia, de la burguesía local, conoció el éxito, pero muerta ésta, sus relaciones con una mujer humilde (Hendrikje), provocan el rechazo de la puritana sociedad holandesa y su ruina económica, acentuando su independencia artística: en sus últimos años, la muerte de su hijo y de su compañera, aumentó su soledad; la pobreza y la enfermedad se reflejan en sus obras, que toman perfiles más personales. Su legado artístico es asombroso, por original y abundante -sólo autorretratos se conservan más de 100- y porque trató todos los géneros.

Su primera etapa es tenebrista, con penumbras densas y destellos sutilísimos de luz dorada creando atmósferas fantásticas y misteriosas. Ya entonces destaca como género el retrato, generalmente de medio cuerpo; son numerosos los de su esposa, Saskya Joven, y su hijo, y en los de grupo destaca La Lección de Anatomía del Museo de La Haya: distribuye 8 personajes en un escenario dramático en el que cada uno participa con un papel importante dentro de la unidad psicológica del conjunto; la luz destaca de las sombras en los rostros de protagonistas y manos del profesor, pero el contraste es más bien fuerte, sin las variedades y los matices de las obras de madurez. Los temas religiosos los trata con una profunda emoción, por ejemplo El Descendimiento.

En su segunda etapa, desde el 1642, muerta su esposa, se agudiza el dramatismo sereno y la espiritualidad. Pinta una obra maestra, La Ronda de Noche, que inicia el rechazo social hacia su arte, ya que en este gran retrato colectivo, se niega a ensalzar a las figuras que aparecen. Rompe el esquema tradicional de los típicos retratos corporativos holandeses, ya que en lugar de representar a los personajes en planos de igualdad y quietos, refleja el instante en el que los arcabuceros salen del callejón, incluyendo otros personajes. Las figuras aparecen iluminadas total o parcialmente sobre un fondo oscuro y la luz, la posición y el color, establecen jerarquía entre ellas, destacando al capitán y a su lugarteniente: el resto son cabezas o cuerpos saliendo de la sombra. En la composición, las diagonales se cruzan en el centro luminoso. La luz es la principal protagonista, creando la composición, configurando volúmenes, transformando el color, y marcando la individualidad de cada personaje. En realidad, la escena no era nocturna, el nombre con el que se conoce este cuadro se puso después, por las sucesivas capas de barniz que con el tiempo se aplicaron encima.

En este periodo de plenitud su pintura se hace cada vez más sobria, sabia y compleja, con ricos cromatismos; la base es parda (ocres y resinas de cola animal) y desde ese fondo oscuro, distribuye luces, brillos, sombras y luego aplica el color desde los últimos términos a los primeros, realzando los contornos con veladuras. Sus temas se centran en la figura humana: Autorretratos, retratos de su segunda esposa: Mujer en el Baño, retratos de grupo como el Síndico de los Pañeros, en el cual con un punto de vista bajo, representa 5 personajes, más un asistente detrás, unidos por una complicidad; la posición de las manos, las miradas al espectador, invitan a entrar en el espacio del cuadro, de donde parece escapar el ángulo rojo de la tela del tapete.

El realismo llega al máximo en obras como la Res desollada en la que también la protagonista es la luz de la carne Res desolladadescarnada, destacando los colores que resaltan sobre los ocres del fondo y los palos que sostienen al animal; o como en la Lección de Anatomía del Museo de Amsterdam, con un escorzo del cadáver comparable al del Cristo del renacentista Mantegna, la cavidad abdominal ya vacía, mientras las manos del doctor se ocupan del cerebro; la cualidad del estudio anatómico prueba que realizó el cuadro sobre apuntes del natural tomados en la propia clase de medicina. Misticismo, y soledad, hay en las telas bíblico-religiosas: Cristo en Emaús, o Betsabé.

En los Paisajes abandona los del otoño e invierno impregnados de suave y triste luz, por visiones oníricas en las que los puentes, ríos, imágenes de fluir de la existencia, se difuminan entre luces fantasmales, como en Paisaje tempestuoso. Fue además, un artista del grabado, sabiendo obtener los mismos efectos lumínicos o pensativos.

En resumen, nadie como él ha sabido plasmar temas como la noche y la sombra, la tempestad, la vejez, la carne lacerada, la profunda emoción religiosa y sobre todo la mirada: en casi todos sus cuadros, unos ojos de mirada intensa, buscan la comunicación con el espectador. Frente a los retratistas de rostros, él es un retratista de almas.