René Magritte
René François G. Magritte nació en 1898 en la localidad belga de Lessines. A la temprana edad de trece años, el joven pintor sufrió la pérdida de su madre, ésta padecía serios problemas psicológicos que la habían llevado en más de una ocasión a intentar quitarse la vida. Finalmente lo consiguió arrojándose al río Sambre. Este macabro episodio influiría notablemente en el artista que hizo de su pintura un medio de evasión.
Sus primeros estudios encaminados a la pintura son en Châtelet aunque pronto ingresa en la Academia de Bellas Artes de Bruselas. Sus primeras obras se encaminan hacia los postulados impresionistas. Tras un parón en sus estudios fruto del servicio militar que debió prestar a su país, el pintor comienza a trabajar como diseñador en una fábrica de papel.
Durante los primeros años de la década de los veinte Magritte conoce la obra de De Chirico, la cual le influye profundamente alejándose de las directrices impresionistas, de la profunda huella que De Chirico marcó en el artista cabe destacar sobre todo la atmósfera misteriosa de su producción.
En torno a 1926 empieza a formar parte de un grupo de artistas belgas que sigue unas directrices similares a los artistas surrealistas parisinos no obstante su verdadero contacto con la vanguardia parisina llegará cuando, tan solo un año después, se mude a París.
Allí entró en contacto con André Breton, Dalí, Éluard, Miró… y es a partir de esta época donde comienza a desarrollar su inconfundible estilo que se ha denominado como realismo mágico. Magritte se aleja de las obsesiones de su mundo interior, su pintura es crítica, irónica y sobre todo intencional, desarrollando un estilo surrealista inconfundible.
Llega a desarrollar un estilo muy personal en el que se da una profunda relación en la asociación de varias imágenes en principio inconexas o de imágenes con palabras. Paulatinamente su obra se va haciendo cada vez más intelectual, en ellas las asociaciones son cada vez más importantes y los elementos de sus obras son cada vez más locuaces tanto por su presencia en la obra, como por la ausencia de los mismos.
La antigua representación del espejo dentro del cuadro o del cuadro dentro del cuadro adquiere una nueva dimensión en la obra surrealista de este pintor.
El éxito de su obra en los años treinta es tanto que le lleva a realizar una exposición individual en el Palacio de Bellas Artes de Bruselas y otras tantas en varias galerías estadounidenses.
Durante la década de los cuarenta René Magritte trata de volver al estilo impresionista de sus primeros años pero su obra no es bien recibida entre la crítica y los expertos de arte por lo que decide retornar a su estilo surrealista.
Desde este momento su producción no deja de cosechar éxitos, recibe numerosos encargo belgas y expone en algunas de las mejores galerías de París, Nueva York y Bélgica. Sus obras se exponen en los museos de Dallas, Nueva York etc.
Entre sus obras más impportantes cabe destacar algunas como: Los amantes, Esto no es una pipa, El hijo del hombre o Madame Recámier de David.