Los amantes de Magritte
René Magritte pintó en 1928 cuatro lienzos prácticamente idénticos con la imagen de un hombre y una mujer besándose, pero con los rostros de ambos cubiertos con un velo blanco que dada su humedad se ajusta a esas cabezas. Estos cuatro cuadros hoy en día están tanto en colecciones particulares como en grandes museos como el MoMA de Nueva York o la Galería Nacional del Retrato de Australia.
Lo cierto es que en esa época pintó muchas veces ese elemento de un velo húmedo sobre una cabeza. Algo que se puede relacionar con las propias vivencias del autor, ya que siendo siendo un niño de 13 años su madre se acabó suicidando tras una profunda depresión, y para ello se lanzó al río Sambre, de donde sacaron su cuerpo inerte, tapando su rostro de ahogada con un velo y con todas las ropas mojadas completamente adheridas a su cuerpo. Algo que sin duda tuvo que quedarse grabado en la memoria del niño.
La verdad es que hay más elementos que se van repitiendo a lo largo de la larga carrera pictórica de este artista belga. Por ejemplo, darse ese beso imposible, sin contacto, no deja de ser un acto de incomunicación, como los que tantas veces representó con sus célebres hombre de bombín y traje impersonal.
No obstante, uno de los encantos del arte surrealista de Magritte es que él jamás explicaba las imágenes que planteaba en sus cuadros. De manera que hay quien ve aquí una representación de la mala relación que había entre sus padres y que tan mal acabó. Mientras que otros espectadores interpretan un símbolo perfecto del amor ciego, del amor prohibido, de cómo se pueden atraer dos completos desconocidos, de la asfixia que a veces se puede sentir con la pareja o de lo insensible que puede llegar a ser una relación de amor.
Magritte no concedía entrevistas, así que no hablaba sobre estas interpretaciones, y sencillamente decía que él se dedicaba a transmitir sus pensamientos a través de los cuadros que pintaba, nada más.
Pero aún así sus juegos y provocaciones son constantes, y son lo que hacen que miremos sus cuadros intentando buscar un significado. Y no solo en las figuras principales, en otros detalles. Aquí por nos plantea uno de sus juegos más habituales entre el interior y el exterior. ¿La pared del fondo está pintada así, o es el cielo? Y lo bueno es que cada espectador tiene derecho a pensar y ver lo que le parezca conveniente. Por ello, Magritte es uno de los artistas más exquisitos del Surrealismo europeo.