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Retablos de Champmol

Publicado por A. Cerra
Tablas al temple del retablo de Champmol

Tablas al temple del retablo de Champmol

Durante la etapa del Gótico en el norte de Europa, hubo un centro de producción artística de primer orden, y ése fue el Ducado de Borgoña. Allí, entre finales del siglo XIV y principios del XV, florecieron las artes, especialmente la escultura y la pintura, y se crearon algunas de las obras más importantes del estilo Gótico Internacional, con artistas de la talla de Klaus Sluter o pintores como los hermanos Limbourg.

Y dentro del Ducado de Borgoña, uno de los focos artísticos más destacados fueron los trabajos que se hicieron en la Cartuja de Champmol. Allí hay un importante conjunto escultórico y pictórico, en el que los retablos realizados por el artista Melchor Brocderlan son un elemento clave para comprender la pintura del estilo internacional.

Sus características generales se basan en un dibujo alargado y minucioso, que tiende a la progresiva estilización de las figuras en movimiento. Y en cuanto al colorido, se utilizan preferentemente colores muy brillantes y con diversos tonos. Se trata, en definitiva, de una técnica muy preciosista y elegantemente depurada. Esa misma característica lleva al desarrollo de pequeños detalles y por lo tanto de elementos anecdóticos dentro de las escenas religiosas, unas anécdotas que generalmente tienen un significado simbólico.

Concretamente los retablos que hizo Brocderlan para la Cartuja de Champmol fueron un encargo del duque Felipe el Atrevido, y el artista los llevó a cabo entre 1394 y 1399. Este artista, a la hora de plantear estas tablas toma elementos formales de la pintura italiana pero los traduce a la tradición y al gusto francés, algo que queda bien claro en las arquitecturas góticas de ese país que introduce en sus imágenes.

También del gusto gótico francés es situar las escenas al mismo tiempo en el interior y en el exterior, de manera que no hay único punto de vista en el relato pictórico. De hecho, hay tablas en las que llega a yuxtaponer de manera forzada los ambientes internos y externos, por ejemplo en las escenas de “La presentación en el templo” y “la huida a Egipto”, como si diera a entender que el paisaje se extiende a lo largo del edificio.

Y es que también hay que valorar que se trata de una pintura un tanto más inmadura que la de sus coetáneos italianos. De ahí que las arquitecturas parezcan cajas de muñecas, y en muchas ocasiones los detalles del paisaje sean realmente desmesurados y desproporcionados respecto a las figuras humanas.

Sin embargo, consigue dar la sensación de profundidad en las diferentes escenas de las tablas, sobre todo por el sutil modelado de los elementos, con formas suavemente redondeadas, y ciertas sombras que dan la sensación de luz y aire, lo cual compensa la imperfección de la perspectiva y de escala.

Ese tono de suavidad que impera en el Gótico Internacional también se manifiesta por ejemplo en los ropajes de los personajes o el aire de miniatura que tiene todo, donde no faltan los detalles exquisitos y realistas, visibles por ejemplo en cualquier ramillete de flores que aparece.