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Retrato de Eugenia de Montijo

Publicado por A. Cerra

Retrato de Eugenia de Montijo

El retrato original de la emperatriz Eugenia en traje de la corte que realizó Franz Xaver Winterhalter fue el primer retrato oficial de la esposa del emperador Napoleón III. Fue pintado alrededor de 1853 y expuesto en el Salón de 1855. Luego se guardó en el Palacio de las Tullerías y probablemente se perdió durante el incendio de 1871. Sin embargo, al ser una de las imágenes más icónicas de esta mujer tan poderosa en su momento, rápidamente se hicieron copias de la misma. Algunas se hicieron en el propio el taller de Winterhalter, como es el caso de este lienzo de su discípulo Pierre Desiré Guillemet, que hoy se conserva en el Museo de Orsay de París.

Eugenia de Montijo, cuyo nombre completo fue Eugenia de Palafox Portocarrero y Kirkpatrick, nació en la ciudad de Granada en 1826. Pertenecía a una acaudalada familia española, con algunos de los títulos más relevantes de la aristocracia histórica, si bien su padre se había convertido en un afrancesado desde los tiempos de la Guerra de la Independencia. Por eso no es extraño, que siendo una niña la enviaran a Francia a estudiar. Y desde ahí viajó por diversos países europeos, recibiendo una educación de lo más selecta.

El caso es que con los años frecuentó los principales salones sociales de España y de Francia, ya que siendo joven definitivamente se asentó en París. Y ahí iba a conocer a su futuro esposo, descendiente del famoso Napoleón Bonaparte, y que a su vez se convertiría en Napoleón III. De hecho, se casaron en 1853 cuando él ya ocupaba el alto más relevante de la política francesa.

Aunque al principio no contaba con el favor del pueblo, lo cierto es que se lo supo ganar con el tiempo. Y más aún cuando le dio un hijo al matrimonio. De hecho se convirtió en la imagen del Segundo Imperio. Pero además tuvo una influencia evidente como esposa regente, tanto en la política interna de Francia como en los asuntos externos, ya que promovió la invasión francesa de México o fue parte fundamental en la creación de Canal de Suez.

Además cobró un relevante papel como mecenas de las artes, apoyando a diversos artistas como el propio pintor Franz Xaver Winterhalter o el escritor Prosper Merimée. Sin olvidar su pasión por la moda, que incluso sirvió para dar nombre a varias prendas.

No obstante, cuando cayó el emperador, tras perder la Guerra Franco Prusiana, eso supuso que el matrimonio fue destronado y tuvieron que exiliarse. Napoleón III falleció poco tiempo después de aquello, pero Eugenia de Montijo le sobrevivió. Además el hijo de ambos también murió. Así que ella pasó sus últimos años lejos de los centros de poder, primero en la costa francesa, en balnearios británicos y después en Madrid, donde falleció en 1920.