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Retrato de James Cook

Publicado por A. Cerra

Retrato de James Cook

Este es un cuadro que realizó el pintor británico Nathaniel Dance-Holland (1735 – 1811). Un artista que acabó sus días ejerciendo como político y alcanzando rango aristocrático, ya que fue nombrado “sir”. Pero antes de eso se había convertido en un pintor de gran prestigio en la corte. Muy valorado especialmente por sus retratos.

Un pintor muy del gusto neoclásico, al que no le faltaron sus años de formación en Italia, donde conoció el arte clásico y realizó numerosas pinturas de temática histórica y mitológica, al igual que hacía una pintora con la que estableció contacto allí, nos referimos a Angelica Kauffmann, autora de obras como esta de la que ya os hablamos en otra ocasión.

Sin embargo, cuando Nathaniel Dance-Holland retornó a las islas Británicas explotó sus dotes para el retrato, llegando incluso a pintar al propio rey Jorge III y a su esposa. Pero además pintó a otros grandes hombres de su tiempo. Y entre ellos el navegante James Cook, al que le hizo este retrato hacia el año 1775, en una de sus breves estancias en tierra tras las diversas expediciones que realizó.

Sus viajes le llevaron a dar la vuelta al mundo y navegar por todos los mares y océanos, especialmente por el Pacífico. Allí fue el primero en cartografiar territorios como Nueva Zelanda o parte de la costa australiana. Igualmente navegó por Tahití, las Filipinas, Isla de Pascua… También fue el primero europeo que pisó el archipiélago de Hawai, si bien precisamente allí sería donde murió en el año 1779 tras un combate con la población local.

No obstante su legado como descubridor y cartógrafo fue más que relevante. Y además en sus expediciones se hicieron importantes avances geográficos, astronómicos, de botánica, de mediciones, incluso se comprobó la importancia de la alimentación para reducir los peligros del escorbuto entre los marineros.

En definitiva, es el retrato de uno de los grandes navegantes de la historia, cuyo nombre hoy se recuerda en archipiélagos, en ciudades o en montañas, como el Monte Cook, el pico más alto de Nueva Zelanda. Además de que también hay un cráter con su nombre en la Luna. Por todo ello no puede haber mejor lugar para guardar este cuadro del pintor Nathaniel Dance-Holland, que el Museo Nacional Marítimo de Greenwich, ubicado a las afueras de Londres. Y donde incluso fue destinado tras varios de sus viajes por el mundo. Sin embargo, el marino James Cook no quiso mantenerse varado en tierra, y posiblemente después de que se acabara este retrato embarcó en un último viaje, del cual ya no regresó.