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Sagrada Familia del Cordero de Rafael

Publicado por A. Cerra

Sagrada Familia del Cordero de Rafael

Rafael (1483 – 1520) tomó contacto con la pintura ya en su infancia, ya que su padre Giovanni Sanzio también era pintor. Pero quedó huérfano con solo 12 años, de manera que entró como aprendiz en el taller de otro maestro. Fue Il Perugino, con quien comenzó su carrera artística, obviamente en Perugia. Pero en 1504 dio un paso decisivo en su carrera y se marchó a Florencia, donde iba a empaparse del arte de los dos grandes referentes de su tiempo: Leonardo y Miguel Ángel.

La huella de ambos se nota en este cuadro que pintó en 1507 y que actualmente se guarda en el Museo del Prado de Madrid. Durante cuatro años permaneció en Florencia, y allí realizó numerosos cuadros de pequeño formato, como este, con propósito devocional. Es decir, eran imágenes que compraban acaudalados particulares. No eran obras destinadas a iglesias. No obstante, ese tipo de trabajos los realizaría en los años posteriores, cuando viajó a Roma y trabajó en el Vaticano para varios Papas.

De forma que los años en Florencia se pueden entender como otra fase de su aprendizaje. Al fin y al cabo no era más que un veinteañero. Eso sí, el aprendizaje de un genio, ya que con tan poco bagaje, pocos pintores han sabido plasmar tantos significados, sensaciones y belleza en este tipo de obras religiosas.

Vemos una escena al aire libre con la Virgen María, San José y el Niño que va a abrazar al cordero. Y al fondo se intuye como escena secundaria una imagen del pasaje de la Huída a Egipto, para poner en contexto la escena familiar.

Todas las miradas entre los personajes y su disposición están precisamente estudiadas. No descuida nada. Ni la armonía de colores, ni los elementos de la naturaleza, ni la composición escalonada o el horizonte de montañas en perspectiva. Vemos que Rafael se comporta como una auténtica esponja y aprende de todo lo que ve. Por ejemplo, la minuciosidad botánica de algunas plantas se cree que la pudo aprender de cuadros que vio de Hans Memling que habían llegado a Florencia. Mientras que los rasgos de la Virgen sin duda tienen mucho que ver con la forma de pintar de Leonardo. Y en cambio San José parece más influido por los cuadros de Fra Bartolomeo della Porta.

Sin duda era un portento del arte de la pintura, porque un cuadro como este lo hizo con solo 24 años, pero es la obra de un maestro. Y como era habitual en su tiempo, a esa edad ya era reclamado no solo como pintor, también diseñaba interiores y hasta hacía proyectos de arquitectura. Y por si fuera poco, tenía un carácter afable que le distinguía de otros genios más ariscos, como da Vinci o Buonarrotti. Por ello pronto empezó a ser conocido como Il divino Rafaello.