En enero de 1649 el pintor Diego de Velázquez partía rumbo a Italia desde el puerto de Valencia en España, su viaje estaba motivado por una de las obligaciones que tenía como pintor de cámara del rey que consistía en recabar para el monarca las obras de arte que éste necesitase para decorar sus múltiples palacios o contratar directamente a otros artistas que lo hiciesen. Velázquez llegó a Génova con la idea de adquirir algunas esculturas antiguas y de contratar al pintor Pietro da Cortona sin embargo no pudo hacer ninguna de las dos cosas y por ello puso rumbo a Venecia donde planeaba encontrar obras de los maestros clásicos que solventaran las exigencias de Felipe IV.
De este modo fue como Velázquez recabó un conjunto de seis lienzos pintados en la época renacentista por el artista veneciano, Tintoretto. Los seis lienzos que compró Velázquez tenían un formato apaisado y su objetivo era decorar una de las estancias del Alcázar de Madrid, posiblemente una cámara nupcial ya que en todas las escenas se muestran de una u otra manera implicaciones sexuales. Entre los lienzos que compró Velázquez encontramos obras como: