Tríptico del Maestro de Fráncfort
Con el nombre de Tríptico del Maestro de Fráncfort que en realidad se trata de un Tríptico con Sagrada Familia, Santa Bárbara y Santa Catalina, conocemos una de las obras más enigmáticas que en la actualidad podemos encontrarnos en el Museo del Prado de Madrid. A menudo las obras de arte arrojan sobre los expertos numerosas incógnitas que no resultan fáciles de averiguar, la autoría de una obra o la datación de la misma pueden resultar extremadamente complicadas para los actuales historiadores del arte si se carece de la documentación necesaria o la pieza no posee ningún tipo de identificación.
Es precisamente en este contexto en el que podemos circunscribir la obra que aquí nos ocupa; el tríptico que hoy es una de las obras más representativas de la colección del Museo del Prado sin embargo y pese a los numerosos estudios que se han hecho sobre ella, aún hoy presenta un buen número de incógnitas. En cuanto a su autoría los expertos la han adscrito a la producción del conocido como Maestro de Fráncfort, un pintor flamenco que debió de trabajar en Amberes a finales del siglo XV y principios del siglo XVI. El sobrenombre de Maestro de Fráncfort procede de algunas tablas como El Tríptico de la Santa Parentela que aún hoy se conserva en el Museo de Fráncfort; sobre la identificación del pintor, algunas hipótesis apuntan a que podría tratarse del artista Hendrik van Wueluwe, que trabajó en la ciudad Alemana desde finales del XV hasta los años veinte. En él los críticos aprecian cierta evolución en su estilo que responde a los mismos parámetros que presentan las obras del Maestro de Fráncfort: el detallismo y la minuciosidad de tradición flamenca combinado con el ambiente manierista de los pintores italianos.
En realidad, no tenemos muchos datos de cómo el pintor llegó a trabajar en España, lo que sí sabemos es que el tríptico que aquí nos ocupa procedía del Monasterio de dominico de la Santa Cruz en Segovia. Parece ser que las tres tablas estuvieron juntas hasta la desamortización de Mendizábal en el siglo XIX, entonces las tablas laterales correspondientes a Santa Catalina y Santa Bárbara se separaron de la central pasando al Museo de la Trinidad y desde éste al del Prado. La tabla central parece ser que fue sacada de España con la Guerra de la Independencia francesa y no fue hasta el año 2008, cuando las tres piezas volvieron a unirse.
La obra destaca por un marcado uso del dibujo, las formas son amables y en ellas se puede apreciar un gran detallismo que nos remite a las obras de artistas flamencos como Hugo Van der Goes no obstante, el paisaje del fondo posee un carácter fantasmagórico que nos remite a las pinturas renacentistas de autores como Leonardo da Vinci con la neblina que desdibuja las formas y contornos. Las figuras son naturalistas, destacando la dicotomía entre la juventud con la que el artista ha representado a la Virgen María mientras que San José es un hombre de avanzada edad.