Bansky 2018
En alguna ocasión anterior ya hemos hablado del artista más enigmático de la actualidad. El grafitero Bansky. Un personaje del que se desconoce su identidad a ciencia cierta, pero del que de vez en cuando se tiene noticia por las obras que aparecen por sorpresa y que generalmente tienen un carácter de denuncia.
De hecho, los grafitis con él se han quitado el marchamo de ser obras de vándalos para convertirse en auténticas denuncias. Y Bansky lo ha hecho de los temas de mayor actualidad, como cuando dejó su obra en Gaza para dar su opinión sobre el eterno conflicto de Palestina.
Ahora, en 2018, ha reaparecido su obra en las calles de París, y lo ha hecho para exponer su punto de vista sobre la terrible crisis de los refugiados que se vive en Europa, donde los países ricos de occidente dan la espalda a los seres humanos que desean llegar hasta el continente huyendo de diferentes conflictos armados tanto en el Próximo Oriente como en África.
En esta ocasión han aparecido 6 grafitis distintos.
El primero de ellos vio la luz precisamente el reciente 20 de junio, que es el Día Mundial del Refugiado. En ella muestra a una niña negra que intenta tapar con flores una esvástica, el símbolo nazi por antonomasia. Una imagen de lo más clara en cuanto a su significado, tanto que a las pocas horas el grafiti ya había sido atacado por vándalos racistas.
Otra de las obras que han parecido es la particular reintepretación del cuadro Napoleón atravesando los Alpes del pintor neoclásico David. Pero en este caso, la figura ecuestre queda bajo un velo rojo, con el que se puede deducir que alude al Islam.
Lo cierto es que Bansky no ha reconocido las obras, pero por su estilo y su tono, en el que no faltan niños denunciando la barbarie, se puede pensar que son obras suyas. Además el tema de inmigración ya lo ha tratado en otras ocasiones, como las imágenes que hizo sobre el Paso de Calais, donde se hacinan miles de emigrantes camino entre Francia e Inglaterra.
Y además hay otro elemento icónico en la trayectoria de Bansky, como son las ratas. Aquí aparecen varias veces. En una de ellas se ve al animal que sale disparado de una botella de champán. Mientras que en otra las orejas del roedor están hechas con un ocho tumbado, un ocho perteneciente al mítico año de las revueltas parisinas de 1968.
En fin, Bansky en estado puro. Provocador, urbano, comprometido y con una calidad artística indudable. Un creador de una contemporaneidad absoluta, y que nos aporta la visión del arte de denuncia y calado social.