Mural de Julio César de DiegoAS
En la actualidad el arte callejero a base de murales y grafitis es una de las vertientes creativas más conocidas y populares del mundo. De hecho hay ejemplos de artistas que son auténticos referentes culturales como el famoso y misterioso Bansky.
La realidad es que este tipo de trabajos en fachadas y paredes de las ciudades cada vez es menos marginal y está mejor considerado. Tanto que se realizan concursos y convocatorias públicas y las propias instituciones autorizan este tipo de obras, e incluso las asesoran. Un buen ejemplo lo hallamos en la ciudad gallega de Lugo, de donde es originario el muralista Diego As, cuyo nombre real es Diego Anido Seijas, pero ahora ya es mucho más conocido por la firma de sus obras. Las cuales se pueden ver tanto en su ciudad como en otras de España e incluso del vecino Portugal.
Y posiblemente pronto realice grandes murales mucho más lejos. Y es que su obra Julio César en una amplia fachada de 25 metros de altura en Lugo ha sido calificada por la plataforma internacional de Street Art Cities como el mejor mural realizado en 2021.
Y lo es tanto por la indudable calidad artística de la obra como por su temática tan acorde con su emplazamiento. El pintor participó en el festival de arte urbano lucense Urban Cores y el lugar para desarrollar su creación está junto a las Murallas Romanas, una construcción bimilenaria que tiene el prestigio de ser Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO. De manera que tenía que hacer algo acorde con tal ubicación cercana al monumento.
Así que inicialmente eligió plasmar allí un gran retrato del fundador de la ciudad Paulo Fabio Máximo. Pero la idea no le terminaba de convencer. Entonces descubrió una escultura del siglo XVII hecha por el artista francés Nicolas Coustou que representaba a Julio César y que se encuentra en el Museo del Louvre de París. E inmediatamente tuvo claro que podía cuadrar y plantear por la postura de la figura un singular diálogo visual con las murallas, a las cuales mira. Es decir relacionar a través de un personaje histórico casi mítico las dos creaciones, tan lejanas en el tiempo y con planteamientos estéticos y funcionales tan diferentes.
Pero como decimos a partir de ahí tuvo que contar con el apoyo de las autoridades locales, a las que les presentó el proyecto y todas las instituciones involucradas dieron el visto bueno a la idea. Si bien le plantearon la posibilidad de hacerlo en una singular escala de grises, como reforzando la idea de Antigüedad y también de monumentalidad marmórea de la obra. Y él asumió el reto. Y la creación de la obra, que se prolongó varios días, se convirtió también en una especie de perfomance artística, ya que fueron muchos los vecinos que se acercaron al lugar para ver que estaba haciendo ese joven en un enclave tan emblemático para la historia de la ciudad. Y una vez concluida la obra, la calidad del resultado salta a la vista y la satisfacción es generalizada.