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Alegrías de Julio Romero de Torres

Publicado por A. Cerra

Alegrías de Julio Romero de Torres

El pintor cordobés Julio Romero de Torres ha trascendido el campo artístico y fue capaz de crear el prototipo de mujer española, con su mezcla de belleza y de fatalidad. Eso lo hizo a través de la infinidad de cuadros que pintó de mujeres y muchachas andaluzas, a veces con una atmósfera de lo más popular y tradicional como es el caso de su obra La Chiquita Piconera. Pero en otras ocasiones se centró en pintar las mujeres que actuaban habitualmente en los tablaos de su Andalucía natal. Ese es el caso de esta obra titulada Alegrías que realizó en 1917.

Por cierto, la mujer que protagoniza la tela, ya la había pintado con anterioridad, unos cuantos años antes para su obra Nuestra Señora de Andalucía. Desde luego aquí vuelve a ser imagen de lo que es el baile flamenco, ejecutando los pasos de la danza y levantando los brazos para componer un figura serpenteante, que como ocurre realmente en los escenarios de flamenco nos reta con su mirada a los espectadores.

Además de que todo queda envuelto en el ritmo y alegría de esa danza típica, en la que participan el resto de mujeres, palmeras y el guitarrista. Si bien el pintor no sitúa esta escena habitual en el ambiente cerrado de los tablaos nocturnos, sino que se lleva al grupo a un paisaje abierto. Aunque también se puede interpretar como el telón de fondo en un teatro en el que aparecerían algunos de los emblemas de Córdoba como es el río Guadalquivir y al fondo la sierra.

Por otra parte todos los personajes que pinta son reconocibles y en su momento eran relativamente famosos en los ambientes flamencos de la ciudad. Empezando por la propia protagonista que domina la tela y la divide verticalmente en dos mitades. Esa mujer era la catalana Julia Borrull.

Mientras a su derecha está el guitarrista, que era el hijo de la cantaora Carmen Casena, el cual rasgaba las cuerdas de ese instrumento en tan peculiar postura. Y en la otra se ve una joven recostada sobre un mantón que es la propia hija del pintor, Amalia Romero, acompañada por su prima Carola Romero y por una artista de la época llamada La Gitana.

En definitiva que este cuadro se ha tomado como uno de los grandes arquetipos de la mujer andaluza, de las esencias del flamenco y de la propia ciudad de Córdoba. Por ello es una de las grandes joyas que se guardan en el Museo Julio Romero de Torres que hoy es uno de los más visitados en la ciudad.