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Portadas románicas de la catedral de Santiago de Compostela II

Publicado por Chus

La adúltera La portada sur (Platerías) de la catedral de Santiago de Compostela, estaba dedicada a la Redención, destacando la doble naturaleza de Cristo, humana y divina.

En el tímpano de la derecha del espectador, se muestra la naturaleza humana de Cristo, con una serie de escenas tales como el «Anuncio a los Pastores», o la «Adoración de los Magos» en la parte superior del mismo, y el «Prendimiento», el «Cirineo», la «Flagelación» y la «Coronación de espinas» en la parte inferior (leyéndolo de derecha a izquierda), como ejemplos de su humanidad.

En el tímpano de la izquierda en cambio, se nos muestra la naturaleza divina de Cristo, resistiendo frente a las tentaciones demoníacas y acompañado de una serie de ángeles, episodio que refleja su estancia en el desierto. En la parte inferior derecha de dicho tímpano (ver foto), aparece una enigmática mujer de largos y alborotados cabellos, vestida con una ligera túnica que le transparenta la anatomía (puede recordar los «paños mojados»), sosteniendo entre las manos una calavera. Algunos autores consideraron la posibilidad de que fuese una representación de Eva (aludiendo así al Pecado Original), pero otros creen que el significado de esta representación habría que buscarlo en el propio Códice Calixtino, en un pasaje que hace referencia al tímpano “…Y no ha de relegarse al olvido que junto a la tentación del Señor está una mujer sosteniendo entre sus manos la cabeza putrefacta de su amante, cortada por su propio marido, quien la obliga dos veces por día a besarla. ¡Oh cuán grande y admirable castigo de la mujer adúltera para contarlo a todos!…” con lo que se justifica su presencia en el mismo como aviso para los pecadores, siendo un claro ejemplo del fin didáctico que está detrás de las portadas románicas (pensemos que el mensaje moralizante queda formalmente claro, ella aparece desaliñada, desgreñada, con el pelo suelto, lo que en los convencionalismos de la época nos deja entrever su desorden moral). También hay quien la explica según una leyenda cátara, en la que una doncella embarazada aseguró a su familia que seguía siendo virgen, ya que no había tenido relaciones con ningún hombre, pero sus padres, para evitar el deshonor de este hecho, la mataron y (ahora empieza lo asombroso) ya enterrada, dió a luz una cabeza que hablaba y predecía el futuro. Como podemos observar hay interpretaciones diversas acerca de una figura, cuando menos confusa, pero de una factura técnica superior a otras del conjunto. Hay que recordar también que en las portadas medievales aparecen en ocasiones gran cantidad de figuras o símbolos que para nosotros carecen de significado, aunque es muy probable que para los hombres de la época esto no fuese así y el mensaje que se quería transmitir fuese comprendido inmediatamente.

A continuación, en el friso, aparecen las figuras del «Salvador» y los «Apóstoles» y una serie de placas adosadas que pertenecen a diversas escenas del Génesis como la «Creación de Adán» o la «Expulsión del Paraíso» que , formaron parte en otro tiempo del programa iconográfico de la desaparecida Puerta de la Azabachería. En el lateral de la puerta izquierda, se encuentra una de las joyas de la escultura románica española del principios del s. XII, la imagen del rey «David» representado con una especie de laúd, sentado y con las piernas cruzadas en una postura curiosa que nos remite a otras esculturas románicas de catedrales francesas.

En general se observan, a nivel estilístico, las principales características del estilo románico: escultura en piedra, monumental, trabajada en forma de relieve, adaptada al marco arquitectónico, esquemática, con jerarquización de tamaño, antinaturalista, con un modelado bastante plano, que usa recursos de la orfebrería, la miniatura o el marfil, con tendencia a la simetría, la rigidez y “horror vacui”, además con una marcada función didáctica, por lo que se localiza sobre todo en las portadas y, en general con un marcado componente simbólico, donde los valores expresivos privan sobre los formales.

En el conjunto se distinguen al menos tres maestros diferentes: Maestro Esteban, al que se le atribuyen «La creación de Adán», «La adúltera» (o «Eva») y «Rey David», obras que tienen características estilísticas comunes, como son las caras anchas de carrillos hinchados, los ojos abultados, labios gruesos, el cabello tratado en mechones sueltos y los plegados de paños abundantes, paralelos en forma de «U»; Maestro del Cordero, (ya que trabaja en la Puerta del Cordero de San Isidoro de León), quien realiza del «Pantocrátor», colocado actualmente sobre la escultura de «David», al que se identifica por sus volúmenes geométricos, anatomías monótonas, rostros inexpresivos y ojos redondeados y abultados semejantes a los de Esteban; y el Maestro de la Traición, quien realiza el tímpano derecho, el que representa la naturaleza humana de Cristo, en el que predomina lo narrativo, tiende al bulto redondo y los plegados de los ropajes ya no son finos, sino más bien gruesos.