Monasterio de los Jerónimos y Torre de Belém (II)
Una de las partes más relevantes del conjunto monástico es precisamente el claustro. Realizado entre 1517 y 1519 por el mismo Juan Castillo. Es un claustro de dos pisos: en la parte baja encontramos arcadas de medio punto peraltadas cuyo gran desarrollo en profundidad permite la cubrición con bóveda de arista. Castillo ha cerrado la parte interna del arco con ligeras arcadas de medio punto que se entrelazan entre sí. Por su parte la zona superior del claustro está formada por arcadas de medio punto en cuyo interior se desarrollan otras más pequeña que otorgan al conjunto un gran ritmo y armonía. El conjunto aparece decorado con un interesante programa propagandístico en torno a la figura del monarca y su política de descubrimientos, así encontramos motivos marineros como cabos u olas de mar que se combinan con el escudo del monarca y la letra M.
Desde el piso superior del claustro se al coro superior del templo realizado en mismo siglo por el arquitecto Torralva. También encontramos en esta zona el refectorio –comedor que utilizaban los monjes del monasterio- cuyo artífice sería Leonado Vaz mientras que Juan Castillo se limitaría a supervisar los trabajos. Éste es un amplio espacio en el que destaca una espectacular bóveda nervada.
Sin embargo es en las fachadas donde mejor se puede apreciar la conjunción entre los estilos góticos y renacentista; pese a que arquitectónicamente el conjunto presenta las típicas características del gótico internacional, en lo decorativo Castillo introduce algunos elementos típicos de la estética plateresca y renacentista. Al exterior el edificio se divide en dos pisos aunque el conjunto está marcado por una potente horizontalidad. El acceso de la fachada meridional está realizado por un arco conopial en cuyo tímpano se desarrollan escenas de la vida de San Jerónimo y se remata con la escultura de la Virgen de Belém. En la portada occidental lo más destacado son las escultural del monarca y su esposa realizadas por el escultor Nicolás Chantarenne.
El monasterio de los jerónimos junto con la conocida como Torre de Belém son los mejores ejemplos de arquitectura manuelina que se desarrollan en la ciudad de Lisboa. La torre se encuentra ubicada en la desembocadura del río Tajo; y en origen este bastión se utilizó como punto defensivo y lugar para la recaudación de impuestos de la ciudad.
La obra comienza en torno a 1514 y fue encomendada al arquitecto Diego Boitaca quien, por aquel entonces, también trabajaba en el monasterio de los Jerónimos. Al igual que éste la base de su composición es el gótico internacional pero mientras en los Jerónimos éste se combinaba con formas renacentistas, en la Torre de Belém se combina con elementos decorativos islámicos.
Así encontramos un espacio cuadrangular con cuatro pisos de altura y rematado por una terraza que forma la torre. El baluarte es un espacio poligonal en cuyo interior se desarrolla un pequeño claustro y en el que la fachada exterior está dominada por las dieciséis aperturas que resguardaban los cañones de la primera línea de fuego.