Baptisterio San Juan, Florencia
El Baptisterio de San Juan de Florencia es uno de los elementos de la ciudad más conocidos y visitados, quizás por su nombre les resulte a muchos poco conocido pero lo cierto es que esta arquitectura es mundialmente famosa por albergar las conocidas como Puertas del Paraíso; es precisamente la fama de los relieves de las puertas la que ha hecho que el edificio en sí sea menos conocido y su arquitectura haya pasado más desapercibida pese a ser realmente espectacular. Por ellos precisamente en la entrada de hoy nos centraremos en el conjunto arquitectónico y no en el escultórico.
El edificio del Baptisterio de San Juan es uno de los edificios más antiguos de Florencia, situado en las cercanías del Duomo y el Campanile forma parte de un conjunto arquitectónico que ya se ha convertido en seña de identidad para la ciudad florentina, de hecho en el baptisterio se celebraron todos los bautismos llevados a cabo en la ciudad hasta bien entrado el siglo XIX.
Su origen es a menudo incierto y no ha sido hasta recientes investigaciones cuando hemos sabido un poco más de esta impresionante obra. Durante mucho tiempo se pensó que en origen el baptisterio fue un templo romano dedicado al dios Marte, esta hipótesis no arecía extraña ya que al interior, el espacio del baptisterio resulta muy similar al del conocido Panteón Romano. Según la tradición esta leyenda fue propagada por el escritor Dan Alighieri pero sin embargo no fue así ya que fuentes documentales han demostrado que no fue Dante sino el también escritor del siglo XIV Giovanni Villani.
Con todo parece ser que las excavaciones han demostrado que si bien el edificio es muy antiguo, no data de época romana aunque sí es cierto que el baptisterio debió de ser levantado sobre un antiguo edificio romano. El primitivo baptisterio debía de datar entre los siglos IV o V y fue construido por la reina de los lombardos Teodolinda para conmemorar la conversión de su marido al cristianismo.
Pero el edificio que hoy encontramos data del siglo XI, concretamente del año 1059; se trata de un edificio románico decorado con espléndidos mármoles traídos ex profeso de Fiesole. Su planta es octogonal como símbolo de la vida eterna a través de la resurrección; en cada uno de los lados encontramos tres piso de altura: el inferior con tres espacios cerrado que tan solo actúan de decoración y separado por pilastras que continúan en el piso superior para sustentar tres arcos de medio punto en cuyo interior se han abiertos pequeños vanos rectangulares que permiten la iluminación del interior del edificio. En el piso superior también encontramos pequeñas aberturas y el arranque de la cubierta.
La decoración geométrica con bandas verticales y horizontales hace que la construcción se inserte perfectamente con los otros edificios de la plaza y le otorga a sí mismo gran homogeneidad. Al interior el baptisterio cuenta con un amplio espacio que pretendía dar cabida a los miles de fieles que se querían bautizar.