Basílica de San Martín de Tours
Este templo francés fue una importante abadía de origen carolingio, sin embargo de aquellos orígenes tan apenas han llegado restos hasta nuestros días porque a lo largo del año 853, las tropas normandas incendiaron la iglesia junto al resto de la ciudad de Tours.
No acabaron aquí los incendios que sufrió este templo a lo largo de su historia. Tras la última invasión normanda del año 904, la iglesia se reconstruyó y también se la dotó de un cerco fortificado para rodearla y protegerla. Sin embargo, esto no fue impedimento para que volviera a ser pasto de las llamas a finales del siglo X.
Precisamente, la reconstrucción que se llevó a cabo tras ese incendio es lo más valioso del actual monumento, convertido en un importantísimo ejemplo de la arquitectura románica del siglo XI. De hecho, su construcción causó tal admiración en su momento que hizo que se escribiera mucho sobre ella, y por lo tanto contamos con abundante documentación de la época para conocer su historia de primera mano.
Por ejemplo se sabe que la construcción la emprendió el abad Hervé de Buzançais, y que él mismo fue el maestro de obras que dirigió los trabajos. Unos trabajos que se realizaron con enorme diligencia ya que el propósito era lograr que en el año 1014 pudiera albergar en su interior los restos en forma de reliquias del propio San Martín de Tours.
Lamentablemente de aquel templo nos han llegado escasos vestigios, porque un nuevo incendio, esta vez en el año 1798 arrasó gran parte del edificio. Pese a ello, las excavaciones arqueológicas efectuadas han dejado constancia de que la iglesia contaba con un ábside rodeado por un deambulatorio al que se abrían varias capillas radiales, si bien los historiadores del arte no se ponen de acuerdo a la hora de datar esos restos, ya que para unos serían de vestigios de lo construido alrededor del año 1000 y mientras que otros investigadores los sitúan como fruto de las obras que se llevaron a cabo en el 1096, ya que un documento de la época dice que la iglesia de Saint Martin de Tours se había levantado a imagen de la catedral de Santiago de Compostela, donde también aparece ese deambulatorio y las capillas radiales.
No es de extrañar esa similitud con el templo compostelano, ya que Tours forma parte de la Via Turonensis convertida en camino jacobeo durante la Edad Media y que pasaba por poblaciones como Poitiers o Burdeos. De hecho, las formas arquitectónicas de la iglesia son perfectamente representativas del tipo de iglesias de peregrinación, con cinco naves, donde la nave central se cubre con bóveda de cañón dividida en diferentes tramos por la existencia de arcos fajones. Además las naves colaterales son de dos pisos, ya que se abre en su parte superior una galería, a la que entra la luz exterior directamente gracias de ventanas abiertos en los muros.
En realidad, son muchas las similitudes de esta iglesia con otros templos franceses contemporáneos como la iglesia de Saint Sernin de Toulouse, Saint Martial de Limoges o Saint Foy de Conques.