Biblioteca de Oita de Arata Isozaki
Esta es la primera gran obra del arquitecto japonés Arata Isozaki, uno de creadores nipones con más éxito en las últimas décadas. De hecho, recientemente ha recibido el Premio Pritzker, considerado el Nobel de arquitectura. Y toda su trayectoria comenzó a despuntar con este edificio en la ciudad de Oita, el lugar que le vio nacer en el año 1931.
Es un trabajo de los años 60 del pasado siglo XX, tras culminar sus estudios junto al prestigioso Kenzo Tange y abrir su despacho de arquitecto en la capital nipona. Luego llegarían otros encargos en el país, por ejemplo en Fukuoka, Kawasaki u Osaka. Porque como dice él, estaba en un país al que vio construirse tras los graves bombardeos de la Segunda Guerra Mundial, entre ellos las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki.
Eso influyó en su concepto arquitectónico muy vinculado con un urbanismo en crecimiento. Un concepto vivo y cambiante, ya que si bien esta primera obra de la Biblioteca de la Prefectura de Oita la podemos calificar de brutalista en el sentido de un uso masivo del hormigón que crea un edificio duro y aparentemente feo, lo cierto es que Isozaki iría cambiando de estilo y utilizando todo tipo de materiales a lo largo de su vida.
Ese es una de sus grandes características, su capacidad de absorber diversas influencias para incorporarlas a sus obras. Y no solo eso, sino conseguir conocer las tradiciones locales de donde trabaja y generar edificios que se tienen que integrar en el entorno. A diferencia de otros grandes arquitectos del siglo XX, él no ha buscado crear obras grandilocuentes que tomen todo el protagonismo de un lugar. Ha buscado imbricarlas con el entorno, y para eso ha tenido que ir variando sus estilos. Tan pronto ha hecho edificios de formas orgánicas como ha recurrido a las geometrías más duras. Y lo mismo podemos decir en cuanto a los materiales utilizados.
El resultado es un corpus de obras impresionantes repartidas por todo el planeta. Por ejemplo, en Estados Unidos hizo el Museo de Arte Contemporáneo de Los Ángeles y luego amplió el Museo de Brooklyn. Además de en Japón, en Asia también ha creado impresionantes obras durante años como el Centro de Convenciones de Catar o la Academia de las Artes de Pekín, una de sus últimas obras, ya que es de 2012.
Igualmente ha trabajado en Australia y mucho más en Europa, donde tiene todo tipo de obras, pero sobre todo destacan sus edificios de museos, y también de pabellones deportivos. En este sentido hay que mencionar el Palacio de Hielo de Turín en Italia o el Palau Sant Jordi de Barcelona.
En definitiva, un arquitecto con una dilatadísima y variada trayectoria, y se puede decir que todo comenzó con esta curiosa biblioteca de su ciudad natal.