Edificio Lloyds, Richard Rogers
El edificio Lloyds en el centro financiero de Londres es una de las muestras más significativas de las vanguardias arquitectónicas aplicadas al campo de la arquitectura. A partir de los siglos XIX y XX las nuevas concepciones artísticas revolucionaron el campo de la pintura y la escultura, el cambio en la arquitectura se dilató más en el tiempo pero sus repercusiones son mucho más significativas. Tras la incorporación de los nuevos materiales constructivos la evolución de la arquitectura había sufrido un parón, las innovaciones que se llevaban a cabo en este campo seguían siendo importantes pero ninguna de ellas tan espectacular.
En este contexto apareció en la década de los setenta una pareja de arquitectos que revolucionaron la estética arquitectónica e introdujeron el concepto de Hight Tech, Renzo Piano y Richard Rogers quienes con su diseño del Centro de Arte Pompidou en Paris elevaron a la categoría de elementos decorativos todos esos elementos arquitectónicos y sustentantes que componían el edificio. Rogers se convirtió entonces en una de las figuras más representativas del campo de la arquitectura por lo que no resulta extraño que a finales de esa misma década, en torno al año 1978 una de las aseguradores navieras más importantes de todo Londres, la compañía Lloyds, le encargase la construcción de su nueva sede en el centro de Londres.
Se trataba de un encargo de especial importancia no sólo por la ubicación de la construcción –el precio del suelo en el centro financiero de Londres es sumamente caro y uno de los más valorados- sino porque el encargo en sí, se trata de levantar tres edificios complementarios entre sí de los cuales dos de ellos sirviesen como oficinas y un tercero como registro naval.
En un solar de forma trapezoidal el arquitecto diseña un edificio de planta rectangular y el espacio libre en la parcela está ocupado por un conjunto de seis torres las cuales albergan los ascensores. En la configuración espacial del edificio destaca un gran atrio central que sirve de elemento modular de todo el espacio como si del patio de un palacio renacentista se tratase.
En el edificio se levantan un total de catorce plantas en más de sesenta metros de altura pero lo que realmente llama la atención de esta singular construcción es su estructura exterior. En ella el arquitecto ha optado por dejar a la vista del espectador cada uno de los elementos constructivos que conforman el edificio de tal manera que aquello que los arquitectos tratan de ocultar bajo el revestimiento Rogers lo ha sacado a luz como si de un elemento decorativo se tratase; muchos críticos han calificado esta concepción como barroquista al tratarse de una fachada sobrecargada de decoración.
En el edificio LLoyds Richard Rogers ha conseguido recrear una ilusión en la que cada uno de los elementos parece sobreponerse a los demás, como si de piezas de un juego infantil se tratase pero además con su exposición, el artista ha logrado otorgar al conjunto de una sensación de ingravidez.