El acueducto de los Milagros
El acueducto de los Milagros situado en Mérida es una imponente obra de ingeniería romana realizada en torno al siglo I d. C.
La antigua ciudad de Emérita Augusta fue un importante enclave urbanístico en época romana, la ciudad albergaba a un importante número de habitantes sobre todo soldados retirados o fuera de servicio. Con el fin de mejorar la estructura de la cuidad y haciendo gala de las mejores dotes de ingeniería vistas hasta el momento se construyó este acueducto, sin duda uno de los mejores conservados y el más largo de los que se levantaron en la antigua península de Hispania. A día de hoy Mérida es una de las ciudades turísticas más importantes gracias a la gran cantidad de patrimonio histórico artístico que se encuentra en ella.
Los romanos fueron un pueblo eminentemente práctico, desarrollaron construcciones de todo tipo enfocadas a satisfacer las más variadas necesidades que presentase su sociedad, así construyeron sistemas de alcantarillado y saneamiento, baños públicos, edificios para el ocio y un largo etcétera entre el que se encuentra la tipología que aquí nos ocupa: el acueducto. La función de los acueductos fue transportar agua limpia y fresca desde lugares alejados hasta las propias ciudades.
El acueducto de los Milagros con sus más de diez kilómetros de longitud unía la ciudad con el pantano de Proserpina lugar que servía como caput aquae o punto de captación del agua. La construcción comenzó ya en este preciso lugar: en el pantano se levantó un dique en hormigón y piedra que permitía el control del nivel del agua que accedería al acueducto.
El primer tramo de éste se presenta subterráneo, construido en mampostería es una estructura abovedada de unos dos metros de altitud por uno de anchura que desemboca en un colector a modo de piscina desde donde el líquido elemento penetraba al acueducto en sí.
La zona de las arquerías comienza a elevarse en función de los desniveles que atraviese el terreno; ésta discurre durante más de ochocientos metros y está soportada por pilares de piedra cuadrados y cuya sección central se ha rellenado con hormigón.
En las zonas que, por la altura, se necesita un mayor refuerzo se han colocado contrafuertes adosados a los pilares y cuya sección inferior es más grande y gruesa que la superior. Las arquerías se realizan en ladrillo para evitar pesadez, no obstante las arcadas que estaban en contacto con el agua – sobre todo al atravesar los ríos- se construyeron en piedra y se adjuntaron tajamares a los pilares. Desde la zona de las arcadas se llegaba al castellum aquae un depósito desde donde se distribuía a los diferentes puntos estratégicos colocados en la ciudad.
En Mérida no sólo existió el acueducto de los Milagros, también fue famoso el de San Lázaro pero las grandes dimensiones de éste hacen que el de San Lázaro pareciera en comparación demasiado pequeño; aún hoy el acueducto de los Milagros recibe su nombre debido al hecho de que parecía milagroso que con su altura y dimensiones se mantuviera en pie.