El Capitolio de La Habana
El edificio del Capitolio de La Habana recuerda otros muchos edificios repartidos por el mundo. Desde el Panteón de París hasta el propio Capitolio de Washington, posiblemente su modelo más cercano. Pero hay un dato que distingue esta construcción cubana de sus referentes. Y es que el gran Capitolio de La Habana se levantó en el año 1929. Es decir, que se trata de un ejemplo muy tardío de este tipo de arquitectura neoclásica.
El promotor de este edificio fue el militar y presidente cubano Gerardo Machado, quien desde que llegó al poder empezó a soñar con un gran proyecto que cambiase por completo el aspecto de La Habana. Un proyecto de carácter urbanístico que remodelara la ciudad, y en el cual se integró este Capitolio, destinado a ser la sede del parlamento del país.
Para tal obra contó con el trabajo de dos arquitectos, ambos cubanos, Raúl Otero y Eugenio Rayneri Piedra. Además de la intervención del urbanista francés Jean Claude Nicola Forestier, encargado de diseñar todo el entorno, en el que todavía hoy destacan las zonas ajardinadas.
El caso es que el resultado fue deslumbrante, con un edificio de dimensiones colosales en la que destaca su cúpula levantada sobre columnas y que alcanza casi los 92 metros de altura, lo que la convierte en la sexta en su género más alta del mundo. Pero también hay que destacar la longitud del edificio superior a los 200 metros. Es decir que como decíamos estamos hablando de una construcción propia del espíritu megalómano de su presidente.
Visto de lejos, está claro que lo primero que llama la atención del Capitolio es la altiva cúpula. Pero conforme nos acercamos atrae su escalinata monumental y todo la fachada con sus columnas de estilo clásico. Puede parecer por momentos con un edificio fuera de lugar, el estilo de la Antigua Grecia trasladado a las Antillas caribeñas.
En esa misma escalinata también atraen las miradas dos grandes esculturas alegóricas. Ambas de bronce y ambas realizadas por el artista italiano Angelo Zanelli. Una representa a La Virtud tutelar del pueblo y la otra es El Trabajo. De este mismo autor, todavía hay otra escultura mayor en el interior y es la representación de La República.
A lo largo y alto del Capitolio habanero se ve que no se escatimó en materiales. Hay zonas de granito, de piedra de capellanía, más de 50 tipos de mármoles, maderas de lo más variadas y trabajadas en fina ebanistería, herrajes de bronce, elementos bañados en lámina de oro, vidrieras, estucos, etc… En definitiva, desde el comienzo se concibió como un edificio fastuoso. Y ahora, 90 años después de su construcción se ha terminado una larga restauración que le va a devolver todo el esplendor de antaño.