El Umeda Sky de Osaka
La ciudad japonesa de Osaka es todo un referente del urbanismo y la arquitectura más contemporánea y futurista. Comenzando por el propio aeropuerto de Kansai que levantado en una enorme isla artificial se convierte en una de las principales entradas a la urbe, donde nos esperan algunos de los rascacielos más altos del país.
Uno de ellos es el Umeda Sky Building, una obra del arquitecto Hara Hiroshi, que se construyó en 1993, momento en el que con sus 173 metros de altura se convirtió en el más alto de la ciudad y del país. Si bien en la actualidad, ya no es así.
El proyecto de esta construcción iba enmarcado en una actuación urbanística más completa que había de crear el espacio Shin Umeda City. Y dentro de este proyecto el rascacielos iba a contar con cuatro torres. Pero finalmente por cuestiones técnicas, el planteamiento se redujo a dos.
Son dos torres simétricas, con vistosas fachadas de cristal, que en su parte más alta quedan unidas por una plataforma de 54 x 54 metros. Hay que decir que ambas torres se levantaron a la vez, y mientras tanto la plataforma se estaba construyendo de forma independiente en otro lugar. Tras eso fue transportada e izada hasta semejante altura mediante descomunales grúas. Y así se asentó y encajó en entre las dos torres, para convertirse en uno de los miradores más afamados de la ciudad, donde se le conoce como el Observatorio del Jardín Flotante.
Además de las vistas que ofrece este mirador, la experiencia de subir hasta él ya es muy destacable, ya que todo el edificio está recorrido por ascensores acristalados que nos llevan hasta los pisos superiores. Y allí se toma unas escaleras mecánicas aéreas que se ven en el hueco entre torres. Unas escaleras que van en un gran tubo transparente, de manera que el aspecto futurista del acceso es impactante.
Llamar a esa plataforma un jardín flotante, se debe a dos factores. Por un lado porque allí arriba obviamente hay un jardín. Pero lo de flotante es debido al acristalamiento que cierra la fachada. Son unos cristales muy cuidados para que reflejen la luz solar y el aspecto del cielo. De forma que según cómo se mire el edificio y como incida en él la luz, la fachada parece no existir, reflejando por completo el cielo de ese día. Y parece casi magia, pero solo se ve en su parte superior el observatorio. Sin duda una vista de lo más evocadora.
Pero además de ese mirador, el edificio del Umeda Sky está ocupado lógicamente, ya que desde el comienzo se concibió como un lugar para viviendas y también para oficinas, además de la oferta de ocio que posee. Desde numerosos restaurantes, en la parte de arriba y abajo, hasta un cine y espacios para eventos varios. En definitiva, un maravilloso ejemplo de la arquitectura del vidrio.