Iglesia de San Cebrián de Zamora
Esta iglesia en el casco histórico de la ciudad castellana de Zamora también es conocida como San Cipriano. El templo es un buen ejemplo de la enorme cantidad de arquitectura románica que posee Zamora, la cual junto a su vecina provincia de Segovia, son los dos territorios españoles que más ejemplos de este estilo medieval atesoran.
La iglesia de San Cebrián o San Cipriano se inició en el siglo XI, y junto a otras iglesias zamoranas como las Santo Tomé, Santa María la Nueva, San Claudio de los Olivares o Santiago el Viejo, conforman el grupo de templos de estilo románico primitivo, todos ellos construidos con anterioridad a la vistosa Catedral de Zamora.
Aunque los orígenes de San Cipriano se remontan al siglo XI, lo cierto es que el edificio que se puede ver en la actualidad es fruto de otras reconstrucciones e intervenciones posteriores durante los siglos XII, XIV y XVIII. No obstante, la triple cabecera de la iglesia y el muro norte si que pertenecen al momento de su construcción inicial.
De hecho, la iglesia fue concebida en un primer momento con planta basilical, aunque con el tiempo se convirtió en una nave única, lo que no ha sido impedimento para que se conserve su triple ábside cubierto con bóveda de cañón, que en el caso del arco central y el del presbiterio tienden a ser apuntados.
Si el valor arquitectónico del templo es indudable, también merece una especial mención algunas de las esculturas románicas que se conservan embutidas en sus partes y muros más antiguos.
En ellas podemos ver por ejemplo un relieve con la escena bíblica del Sacrificio de Isaac en el tímpano de la capilla central. También son muy interesantes los capiteles esculpidos en piedra con motivos vegetales que hay en la capilla mayor, donde además se descubren otros episodios de la Biblia como la Adoración de los Reyes Magos o la Expulsión de Adán y Eva del Paraíso.
No obstante, lo más curioso son las esculturas que se descubren en sus muros. Allí por ejemplo se puede ver la figura de un herrero trabajando con su yunque. Además hay otro tipo de representaciones mucho más fantasiosas como una sirena o un monstruo de siete cabezas. Y por supuesto también hay personajes religiosos como la representación de un San Pedro que porta su bonete y las llaves del cielo, o también se labró en la piedra una representación de Daniel con los leones.
Por si fuera poco, al contemplar el alero que recorre la parte más de los muros se pueden ver restos la habitual moldura de ajedrezado que identifica a muchas construcciones románicas españolas, incluso fuera de Castilla, como es el caso de grandes templos como la Catedral de Jaca de Aragón u otros de menor tamaño como la ermita de Santa María de Iguacel, muy cercana a la anterior. Y acompañando ese ajedrezado a aparecen varios canetes con figuras humanas.