Iglesia de Sant’Andrea della Valle de Maderno
Este templo de la ciudad de Roma en realidad lo comenzaron a construir bajo la dirección de Giacomo della Porta y Francesco Grimaldi hacia el año 1592. Pero este proyecto no tuvo mucho éxito, así que en 1608 se le encarga a Carlo Maderno que lo reemprenda, y prácticamente se puede decir que casi todo es obra suya, incluso las fachadas que no serían acabadas hasta los años sesenta del siglo XVII con la dirección de Rainaldi y Carlo Fontana, quiénes, aunque se basaron en los planos ideados por Maderno, también realizaron ciertas modificaciones claves en los conceptos arquitectónicos iniciales.
La planta de la iglesia de Sant’Andrea della Valle inmediatamente recuerda a la templo de Il Gesú, construido hacia 1568 por Vignola. En el caso del templo de Maderno se trata de una iglesia de una nave con capillas situadas entre los contrafuertes y comunicadas entre sí. Y respecto al Il Gesú, ha eliminado el segundo piso de la tribuna, así las capillas y sus arcos de embocadura son bastante más altos y hay una mayor integración en el espacio interno. De hecho, esto da idea de la tendencia a la verticalidad de muchas iglesias de la arquitectura barroca.
Igualmente ha sustituido las pilastras dobles, por agrupaciones de pilastras, lo que le proporciona al interior una mayor plasticidad y un movimiento de avance en el que se une el entablamento y los nervios que desciende desde las bóvedas. En realidad, lo que ha generado es un armazón, tanto horizontal como vertical, que estructura la construcción y al mismo tiempo es capaz de darle dinamismo.
En cuanto a la cúpula que cubre el espacio más destacado, sigue el modelo generado por Miguel Ángel es su faceta de arquitecto. Es decir, hay un tambor y un segundo tambor, la propia cúpula y una linterna. Si bien, la evolución se manifiesta en que se trata de un elemento más ligero, ya que cambia las proporciones a expensas de la cúpula, haciendo mayor el tambor y el área de los vanos. Esta sensación de más ligereza se acentúa al contemplarla desde la fachada. Si esta fachada se hubiera construido siguiendo fielmente los planos de Maderno. Ya que con su proyecto, ésta no se hubiera tapado, e incluso hubiera remarcado más el empuje vertical.
Por otra parte, si que se tuvieron en cuenta los criterios de Maderno, algunos de los cuales son constantes en su arquitectura religiosa, como se puede ver si se compara esta fachada con la de la iglesia de Santa Susana, también en Roma. Por ejemplo, el plantea las fachadas y accesos al templo dándole mucha importancia a la puerta, para convertirla en un punto de comunicación con su entorno. Y a partir de ahí genera el recorrido por el interior, siempre guiado por el armazón plástico y dinámico que integran cada uno de los elementos estructurales y decorativos. Todos ellos persuaden al visitante a adentrarse hasta llegar al lugar más importante, el altar, que siempre tiene algo de meta espiritual.