La Puerta de los Leones de Hattusa
La cultura de los hititas es una de las más brillantes de la Antigüedad en el Próximo Oriente. Un pueblo que es uno de los máximos exponentes de que la cuna de la civilización se dio hacia el segundo milenio antes de Cristo en esta zona del mundo, entre Mesopotamia y Anatolia. Y lo es por muchos vestigios que han llegado hasta nuestros días. Y entre ellos, destacan por su monumentalidad los restos de la ciudad de Hattusa, en Boghazkoy, territorio de la actual Turquía.
Allí se encontraron los restos de esta entrada monumental, compuesta por dos grandes bloques megalíticos de unos 225 centímetros de alto, cuya superficie caliza se labraron las formas de dos leones. Una obra que los arqueólogos datan en torno a los años 1.400 y 1.200 antes de Cristo.
Esta ciudad de Hattusa era la capital de los hititas, y por eso esta obra también se conoce como Puerta Real, aludiendo a que sería uno de los principales accesos a la ciudad que estaba completamente amurallada. Se sabe que aquellas murallas eran imponentes con dos volúmenes, de distintas alturas. E incluso dentro de la ciudad había también compartimentos amurallados, para hacer todavía más difícil las conquistas, en el caso de que los enemigos llegaran a entrar.
Para acceder habría varias puertas, y la mejor conservada es la de los Leones. Este animal desde siempre ha sido símbolo de fuerza y de poder. Más aún en poses amenazantes cuando se muestran con las fauces abiertas.
En estos monolitos las partes más sobresalientes son la cabeza del león y también su parte delantera, lo cual por otra parte es lo más identificativo por la emblemática melena de estos animales. La presencia de estas figuras está claro que se vincula con una labor de defensa. Pero no en cuanto a los hombres, ya que poco podían hacer los relieves frente al enemigo. Sin embargo, sí que se les atribuiría poder contra los malos espíritus.
De este tipo de puertas se han hallado otros ejemplos en la propia Hattusa, como su Puerta del Rey, donde la figura se correspondería con alguna divinidad hitita. E incluso se han hallado en otros recintos amurallados de esta cultura, como en Alaca Hóyük, donde está la Puerta de las Esfinges, animal mitológico de la Antigüedad por antonomasia.
Si bien hay que decir que si nos referimos a la calidad escultórica de la obra, lo cierto es que sería un tanto inferior a la de otros pueblos contemporáneos, como demuestran obras del Egipto de los faraones o de ciertas zonas de Mesopotamia. No obstante, hay un elemento que lo convierte en una obra muy avanzada para su tiempo, y es que todo parece indicar que esos monolitos de las puertas en Hattusa eran el asiento de unos arcos parabólicos, algo realmente extraordinario en ese momento de la historia. Aunque aquellas obras de una arquitectura arcaica no han llegado hasta nuestros días.