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Mezquita de Al Aqsa de Jerusalén

Publicado por A. Cerra

Mezquita Al Aqsa de Jerusalén

Jerusalén es la ciudad santa de tres de las más importantes religiones de la historia del hombre y también de los tiempos actuales. Hablamos del Cristianismo, el Judaísmo y el Islam. Y pertenecientes a los tres credos hay templos claves para sus creyentes. Hoy os hablaremos de la histórica Mezquita de Al Aqsa, que junto a la vecina Cúpula de la Roca, se convierten en uno de los espacios más sagrados para el pueblo musulmán.

La citada Cúpula de la Roca se construiría con anterioridad, y poco después, en tiempos de la Dinastía de los Omeyas se levantó la mezquita de Al Aqsa, terminada hacia el año 710. Un templo que se edificó en la que hoy se conoce como la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén, pero que en su momento aprovechó el solar que ocupaba el antiguo Templo de Salómón. De hecho, en la agitada historia de esta mezquita, durante los años que los cruzados europeos ocuparon la ciudad y gran parte de Tierra Santa, convirtieron el templo en su palacio y sencillamente se conocía como el Palacio de Salomón.

Decíamos que la mezquita de Al Aqsa ha tenido una historia convulsa, y es que entre desastres naturales como terremotos y sucesivos episodios bélicos, el templo se ha destruido y reconstruido hasta en cinco ocasiones, cada una por diferentes dinastías como los abbasies, los fatimís o los mamelucos.

Así hoy en día nos encontramos con una mezquita de planta rectangular. En ella destaca su principal sala de oración organizada por siete naves separadas por columnas y cuya disposición ya queda clara en la fachada.

Esas naves se orientan hacia un mihrab de lo más atractivo y que se cubre por una cúpula. Un espacio que hizo construir el propio Saladino en el siglo XII. Y del interior también merece la pena destacar el fino mimbar labrado en nácar.

En realidad estamos hablando de un templo tremendamente completo que posee no solo el espacio propiamente para la oración o los alminares para llamar a los fieles. También hay una escuela islámica en su interior, jardines, un pozo, un estanque, fuentes y otros detalles muy interesantes. Y es que no hay que olvidar el emplazamiento del edificio, en una de las ciudades más conflictivas del mundo. Unos conflictos amparados precisamente por cuestiones religiosas y los imperecederos enfrentamientos entre musulmanes y judíos. Así que este edificio puede ser un buen ejemplo de la historia del lugar y de que también la convivencia es posible. De hecho, parte de la construcción islámica comparte piedras con uno de los lugares hebreos más venerados en Israel, el Muro de las Lamentaciones.