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Monumento megalítico de Guadalperal

Publicado por A. Cerra

Monumento megalítico de Guadalperal

El arte prehistórico siempre está rodeado de misterios y de interpretaciones. E incluso en muchos caso no es nada sencillo apreciarlo y descubrirlo. Ese es el caso del llamado dolmen de Guadalperal, ubicado en la comunidad española de Extremadura. Un monumento con una antigüedad de entre 5.000 y 7.000 años que la mayor parte del tiempo permanece sumergido bajo las aguas de un embalse construido a mediados del siglo XX. Pero que en periodos de sequía es visible parcialmente y hasta por completo. Tanto es así que es posible visitarlo a pie o en barca. Si bien esas visitas no ayudan en nada a su conservación, ya de por sí bastante precaria.

Por otra parte cuando se observa tal y como vemos en la foto, lo cierto es que lo que se ve es el dolmen desmontado. Y es que en origen su aspecto sería similar al conocido dolmen de Antequera, también situado en el sur de España. Por lo tanto sería una construcción megalítica consistente en una amplia cámara cubierta por una especie de bóveda, a la que se accedía por medio de un largo corredor recto que se prolongaría durante varios metros bajo la estructura.

Sin embargo, cuando se descubrió el monumento megalítico de Gaudalperal se procedió a su desmontaje para saber que podía aparecer en su interior. Eso ocurrió antes de que se construyera el embalse que acumula las aguas del río Tajo. El primer arqueólogo que trabajó aquí fue el sacerdote alemán Hugo Obermaier, verdadero pionero de los estudios arqueológicos en España, una labor que compaginó con su desempeño como capellán de la poderosa casa de los Duques de Alba, propietarios de estos territorios.

Aquella excavación Guadalperal tuvo lugar entre 1925 y 1927. Los lugareños ya conocían esta estructura, aunque ignoraban de qué se trataba. Fue Obemaier quien lo excavó y le despojó de su cubierta, de ahí todo ese gran círculo de piedras que lo rodea, que en realidad son el material de relleno. Son más o menos 150 rocas graníticas, y de ellas más interesantes son la docena de bloques dispuestos en vertical para servir estructuralmente a la cámara. Que en realidad tendría un uso funerario, siendo una tumba comunal para toda una población asentada en la zona. Eso se deduce por los materiales que se hallaron en el interior, así como por otros yacimientos neolíticos repartidos por los alrededores.

Por sus condiciones geográficas no es nada fácil estudiar este yacimiento, ya que el acceso solo es posible muy pocos días al año. Además cada vez que emerge de las aguas, es un peligro para él. Primero por las condiciones ambientales que dañan la porosidad de ese tipo de piedra y luego porque acceder no deja de dañarlo. Por eso es un patrimonio en auténtico peligro y con difícil solución para su conservación.