Osborne House
Osborne House es el gran monumento de la localidad inglesa de Cowes es la isla de Wight, al sur del país. De hecho esta construcción fue la residencia de verano que se hizo construir la reina Victoria a mediados del siglo XIX.
Hasta entonces la reina y su esposo pasaban los veranos en el ostentoso Royal Pavilion de Brighton, pero la llegada hasta allí del ferrocarril y con ello la facilidad para que muchos londinenses visitaran en verano esa población, hicieron que la reina buscara otro lugar más íntimo para veranear. Y optó por la isla de Wight donde había ido de niña. Y concretamente compró la mansión Osborne, sin embargo pronto el matrimonio decidió hacer una profunda reforma en la construcción que modificar el estilo georgiano que tenía en origen. Una reforma que se prolongó prácticamente desde 1845 hasta 1851 y que dirigió el propio esposo de Victoria, el Príncipe Alberto. Eso sí con la estrecha colaboración del arquitecto Thomas Cubitt que también trabajó en la reforma del Palacio de Buckingham en Londres.
El estilo constructivo elegido para el neorrenacentista, ya que Alberto era un enamorado de él y más concretamente de la Bahía de Nápoles, y este lugar de Cowes de alguna forma le recordaba al Mediterráneo.
Pero además del exterior de esta gran casa, donde sus fachadas se integran en espacios ajardinados verdaderamente exuberantes, lo más llamativo son los interiores de la construcción. En ella los apartamentos reales, donde esencialmente hacía su vida durante el verano la familia real, son bastante sencillos. En especial si los comparamos con las estancias más protocolarias como son el gran Comedor y la Sala del Billar, unas estancias absolutamente repletas de arte tanto en forma de mobiliario como decoración o pinturas en paredes y techos.
Y otro de los espacios más protocolarios es el Ala Durbar, que se construyó varios años después. En 1891, cuando se decidió incorporar una gran sala de banquetes. En este caso se eligió como estilo arquitectónico una particular reinterpretación del arte originario del territorio más preciado de todas las colonias de la era victoriana. Es decir, la India. Y como curiosidad basta con decir que la recargada ornamentación de carácter oriental de este salón la diseñó Lockwood Kipling, el cual fue ni más ni menos que el padre del escritor que mejor representa el colonialismo británico: Rudyard Kipling, autor de obras tan célebres como Kim o El Libro de la Selva.
En definitiva, que esta construcción de alguna forma es una estupenda materialización del periodo histórico que representa la época victoriana. E incluso la reina que da nombre a esa fase de la historia británica, falleció aquí en el año 1901.